jueves, 2 de diciembre de 2010

viernes, 2 de julio de 2010

INVITACIÒN

El sàbado 3 de julio iniciamos nuestro tercer modulo,de ocho a una de la tarde.
Debemos esta todos estudiando,BIENVENIDOS

sábado, 6 de marzo de 2010

Para consultar

MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE EL SALVADOR





PROGRAMA DE ACTUALIZACIÓN Y ESPECIALIZACIÓN DOCENTE DE EDUCACIÓN MEDIA,
ESPECIALIDAD EN LENGUAJE Y LITERATURA






CURSO 2: ESCRITURA, GRAMÁTICA Y LECTURA:
UNA VISIÓN INTEGRADORA







MATERIAL DE APOYO




El párrafo

María Moliner define el párrafo de la manera siguiente: “Cada trozo de un discurso o de un escrito que se considera con unidad y suficientemente diferenciado del resto para separarlo con una pausa notable o, en la escritura, con un punto y aparte”.

A esa definición “de diccionario” podemos contraponerle esta otra, más “gráfica”, de Louis Timbal: “El párrafo es como una mano que toma objetos variados: un puñado de arena, un chorro de agua, un montón de hojas. Adopta formas distintas según los casos, pero siempre tiene un pulgar grande y enérgico que aprieta el objeto contra los otros dedos. De la misma manera, el párrafo necesita de un dedo, una idea clave que dirija el resto de las frases y les dé unidad y sentido”.

¿Es fundamental saber definir con cierta precisión qué es un párrafo? La verdad es que ni siquiera la puntuación es tan importante en el texto y al mismo tiempo tan desconocida como el párrafo. Se suele tener poca noción o ninguna de qué es, de qué se compone y para qué sirve. Son frecuentes las redacciones de dos o más hojas sin ningún punto y aparte o con una fragmentación inadecuada: párrafos constantes de dos o tres líneas. Si se utiliza de manera incorrecta o gratuita, la arquitectura del párrafo puede llegar a entorpecer la lectura.

Entonces, ¿a qué se le llama párrafo? Se suele definir el párrafo como un conjunto de frases relacionadas que desarrollan un único tema. Es una unidad intermedia, superior a la oración e inferior al apartado o al texto, con valor gráfico y significativo. Posee identidad gráfica porque se distingue visualmente en la página. Tiene unidad significativa porque trata exclusivamente un tema, subtema o algún aspecto particular en relación con el resto del texto.

Según Cervera Rodríguez y Hernández García, “los párrafos constituyen las unidades estructurales y significativas de los textos, puesto que dan cuenta de las ideas principales y secundarias a partir del plan esquemático previsto y proyectado acerca de un determinado tema. Los párrafos varían en extensión y disposición según el tipo de texto, el género y el estilo elegidos por el autor. Unos prefieren párrafos cortos y sencillos; otros, largos y complejos. Los párrafos se agrupan dentro de una unidad de comunicación superior: el texto, que aporta el significado global y constituyente, la unidad de sentido completo” (Saber escribir).

¿Cumple alguna función específica el párrafo? Sí, y se trata de una función muy importante: el párrafo sirve para estructurar el contenido del texto y para mostrar esa organización. Está, en ese sentido, muy relacionado con la estructura, la lógica y la coherencia.

Cuando escribimos, necesariamente partimos de una idea central alrededor de la cual se organiza todo lo que queremos decir: ideas secundarias y complementarias que se relacionan entre ellas. Por lo anterior podemos afirmar que un párrafo contiene una idea central (el dedo pulgar al que se refiere Timbal) a la que se añaden otras de carácter secundario, debidamente distribuidas y ordenadas. La idea es obtener un párrafo coherente y claro. Esta relación de las ideas es indispensable, ya que de ella se derivan oraciones y párrafos claros y coherentes. Lee con atención:

 La semana pasada fui a Juayúa. Visité la iglesia, el parque, una exposición de comida y otros edificios que me habían indicado unos amigos hacía unas semanas. Ellos consideran importante que los salvadoreños conozcan personalmente las ciudades del país para apreciar que sí poseemos bellos lugares turísticos. Han visitado muchas ciudades en diferentes zonas departamentales.

Como podemos notar, en el interior del párrafo se puede distinguir la entrada inicial, el desarrollo, las palabras de enlace y una conclusión, entre otros aspectos. El elemento más importante es la primera frase, que ocupa la posición más relevante: es lo primero que se lee y, por lo tanto, debe introducir el tema o la idea central (en el ejemplo aparece en negrita). En medio suele haber una o varias frases que desarrollan el tema (en el ejemplo aparecen en cursiva). Asimismo, la última frase puede cerrar la unidad con algún comentario global (en el ejemplo aparece subrayada). Sin embargo, no todos los párrafos contienen todos estos elementos a la vez y de manera tan evidente. Lo más normal es que tengan uno u otro, y más o menos escondidos.

Podemos afirmar que para conseguir la debida escritura en un párrafo debe procurarse ligar la idea central de una frase con las otras ideas, secundarias y complementarias. Asimismo, debe quedar hilada la última idea de un párrafo con la primera del siguiente.

Con respecto a la extensión que debe tener el párrafo, no hay directrices absolutas. Varía notablemente según el tipo de texto. Una noticia suele tener párrafos más cortos que un informe técnico o un texto especializado o académico. Los manuales de estilo suelen poner ciertos límites: no más de 4 ó 7 frases.

Algunas de las fallas principales que se cometen al redactar párrafos son:

- Desequilibrios: mezcla anárquica de párrafos largos y cortos sin razón aparente. No existe un orden estructurado.

- Repeticiones y desórdenes: se rompe la unidad significativa por causas diversas: ideas que deberían ir juntas aparecen en párrafos distintos, o se repite una misma idea en dos o más párrafos.

- Párrafos-oración: el texto carece de puntos y seguido, cada párrafo consta de una sola frase, más o menos larga. El significado se descompone en una lista inconexa de ideas. Al lector/a le cuesta trabajo relacionarlas. Se trata de párrafos excesivamente largos que ocupan casi una página entera. Adquieren la apariencia de bloque espeso de palabras o “sopón de letras”.

Ejercicios:

1. Para estudiar la relación entre frases (idea central con las otras ideas), realice el siguiente ejercicio: ordene lógicamente los párrafos que se presentan; fíjese en la idea fundamental del párrafo, o bien en la idea expresada en la frase inicial (es decir, toma en cuenta el orden lógico). ¿Es ese el orden correcto, 1, 2 y 3? ¿O puede encontrarse uno mejor, como 2, 1 y 3?

a) 1. Cuando reventaron las tuberías de la casa se produjo una gran confusión entre los vecinos. 2. El agua corría por todas partes; las habitaciones estaban convertidas en pequeñas lagunas. 3. Todos gritaban y daban órdenes, pero nadie se entendía.

b) 1. Pasamos una alegre mañana de campo: comimos, reímos y cantamos. 2. De pronto, nos llegó una mala noticia que turbó nuestra alegría. 3. Nuestra sana diversión no duraría mucho.

c) 1. El ladrón corría por las calles, al tempo que agitaba una enorme navaja y sembraba el pánico entre los transeúntes. 2. La Policía corría tras él y, varias veces, estuvo a punto de darle alcance. 3. La gente se apartaba al paso del enfurecido y peligroso delincuente. 4. Hubo algunas personas que se sumaron a la Policía en esta accidentada persecución.


d) 1. A la mañana siguiente, se comentaba el asesinato en toda la ciudad. 2. La Policía no descansaba en la búsqueda del asesino. 3. La gente se asombraba de que alguien hubiera sido capaz de matar a un niño inocente. 4. No se hablaba de otra cosa.

2. Lea con atención los párrafos siguientes y diga si existe lógica entre uno y otro (P1 y P2). Si no la hay, elabore un “párrafo-puente” o eche mano de otros recursos (como conectores) para conseguir una adecuada coherencia.

a) P1: Me dijo que vendría a las 2:30 p. m., sin embargo me llamó para avisar que tendría un retraso. Me imagino que aparecerá a eso de las 3 p. m.

P2: De seguro la pasaremos muy bien en ese lugar. Hemos planificado la salida desde la semana pasada.


b) P1: Me gusta mucho el ajedrez. Lo aprendí desde muy pequeño. En realidad, nadie me lo enseñó, simplemente de tanto ver cómo jugaban mis tíos, fui entendiendo cómo se movían las piezas y cuál era el sentido del juego.

P2: Soy una persona metódica. No me gusta precipitarme. Por lo general, pienso dos veces antes de actuar.


c) P1: Siempre que la veo, no puedo evitar sonreír. También me es imposible no fijarme en su boca, sobre todo en sus labios. Es, sin duda, una mujer hermosa.

P2: En fin, estoy confundido. Ella me gusta. No sé qué haré.


3. Complete el párrafo a partir del que ya se le proporciona. Recuerde: debe existir completa relación lógica entre las ideas que conforman un párrafo y entre párrafos. No olvide que es mejor separar las ideas con de punto y seguido.

P1: Cuando lo vi, él rezaba. Sus ojos denotaban tristeza y noté que algo terrible le sucedía. Al principio sentí temor de acercarme, pero tomé valor y decidí mostrarle que me solidarizaba con él.


P2: ______________________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________________________

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_________________________________________________________________________________________.



4. Complete los párrafos 1 y 3 (P1 y P3) a partir del que ya se le proporciona. Recuerde: debe existir completa relación lógica entre las ideas que conforman un párrafo y entre párrafos. Lo fundamental es hilar apropiadamente las ideas. Recuerde usar el punto y seguido.

P1: ______________________________________________________________________________________

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_________________________________________________________________________________________.


P2: De lo anterior se deduce que el arte de redactar no es tarea fácil, pero tampoco difícil. Se requiere de esfuerzo y práctica constante. También, deben tomarse en cuenta distintas recomendaciones para elaborar oraciones y párrafos coherentes y claros.


P3: ______________________________________________________________________________________

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_________________________________________________________________________________________.


Gramática para qué
Hacia una visión más real de la labor de las gramáticas
Erick Rivera*

Sin embargo, pese a lo valiosas que son,
las gramáticas tradicionales tienen el fallo de dejar inexpresadas
muchas de las regularidades básicas de la lengua a la que se refieren.
(Noam Chomsky, Aspectos de la teoría de la sintaxis)

Las combinaciones gramaticales de una lengua son inconscientes en el ser humano. Nadie le explica a un niño, que aprende de a poco su idioma, cómo construir una oración; nadie le dice cuál es la posición más idónea del sujeto; nadie, tampoco, le explica al detalle las conjugaciones verbales. Nadie. El aprendizaje de un idioma nativo y sus correspondientes estructuras viene dado por circunstancias y paradigmas que aún se encuentran en el medio del mundo de las dudas. “No sabemos por qué hablamos como hablamos, y en la vida cotidiana no nos ponemos a dar instrucciones a nuestras palabras, sino que simplemente laten con nosotros, respiran y huelen” (Grijelmo, 2006, p.17).

Por ello, es irreal plantearse la meta de explicar por qué se habla así, y es una ilusión pensar, tomando en cuenta la riqueza del español y la visión panhispánica contemporánea, que un documento o un tratado sobre gramática pueda llevarnos a conclusiones de cómo se debe hablar. Todo esto más allá de opiniones sobre qué es normativo u oficial. Pero si ese mundo está tan velado a los ojos de los lingüistas y académicos de diversa escuela, ¿cuál es la razón real de estudiar gramática?, ¿de qué sirve semejante faena si, en la práctica, aún subyacen ante ese conocimiento una inmensa cantidad de razones para no llegar a él?, ¿de qué sirve la comprensión de aquellos hilos que mueven el idioma?

Para analizar lo anterior, hay que empezar por lo primero, por una pregunta indudablemente común, pero de innegable importancia: ¿qué es la gramática?

La gramática es la disciplina que estudia sistemáticamente las clases de palabras, las combinaciones posibles entre ellas y las relaciones entre esas expresiones y los significados que puedan atribuírseles.
Ignacio Bosque y Violeta Demonte, Gramática descriptiva de la lengua española.

Si bien el idioma es un gigante que crece −con todas esas combinaciones, expresiones y relaciones que lo vitaminan−, al que no podemos llegar a abarcar, al que irrefutablemente no dominamos (si no, obsérvense las variables de todas las regiones de habla hispana, muchas de ellas mal vistas durante siglos de predominio de la norma eurocentrista) y al que apenas reconocemos, es también aquel que puede ser analizable, y en ello entra la relevancia del papel de la gramática y su estudio.

Pero no hay que confundirnos. Llegar al panhispanismo, esa visión más flexible y de apertura a las distintas formas de expresión del mundo de habla hispana, es un proceso que aún está en ciernes. La crítica de Noam Chomsky sobre ese “fallo” de las gramáticas tradicionales revela una noción generalizada sobre el sesgo real y tradicional hacia diversos tipos de expresión que viven en la periferia de un idioma.

Durante décadas, las principales vertientes del conocimiento lingüístico han puesto sus ojos en el “para qué” de la gramática. Según el célebre Ferdinand de Saussure, en su obra de mayor repercusión, Curso de lingüística general, las gramáticas se proponen únicamente “dar reglas para distinguir las formas correctas de las formas incorrectas”. Esta visión, de 1916, ha cambiado con el paso del tiempo, y ha motivado discusiones, debates y conclusiones de las más variadas especies. El positivismo, obviamente, influyó en el pensamiento de grandes intelectuales de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.

Visión contra visión
Dos corrientes dan pie a ese incesante debate que nace oficialmente con la voz de Saussure: 1. Aquella que presupone ser normativa, oficial, y que busca ser referente, pero con el valor agregado de representar a una institución. En el caso de la lengua española, este valor es exclusivo de la Gramática de la Academia (Carreter en Bosque, p. XIII); 2. Aquella que explica, que describe, que analiza las combinaciones idiomáticas y que no pretende normar, sino exponer y estudiar las estructuras, sean estas consagradas, referidas a la norma culta o no.

Pero resulta en extremo curioso –y revelador−, que para Carreter, director de la Real Academia hasta el crepúsculo del siglo XX, la gramática hispánica más importante de ese siglo sea la Gramática descriptiva, de Ignacio Bosque y Violeta Demonte, que responde, como bien indica su nombre, a la segunda de las corrientes arriba expuestas.

Es que “las gramáticas no dicen cómo se debe hablar, sino cómo se habla. La medicina no establece cómo debe funcionar el cuerpo humano, sino cómo funciona” (Grijelmo, 2006, p. 20). Y ese “cómo se habla” es un universo que, en el idioma español, abarca países, sociedades, continentes… todos de la más variada cultura y visión de mundo.

A mi juicio, la norma debe ser una línea que nos diga cómo llegar a una meta, pero no hay que pensar que esa es la única vía posible. Afortunadamente, la Nueva gramática de la lengua española pretende constituir el más grande esfuerzo por unificar un criterio que no aplaste de antemano las posibilidades de expresión de la América hispánica, que no juzgue sin analizar, que hable de español estándar, pero que no rehúya a intelectualizar locuciones adverbiales o conjuntivas modernas, tipos de expresión o palabras de cualquier otra categoría, y que sean propias de una región distinta a la española. Afortunadamente, Bosque ha coordinado tan laboriosa empresa teniendo como objetivo mostrar al mundo un español más abierto y más real. Un español que conlleve un estudio de las particularidades regionales, y en el que sea más factible aprender una gramática que refleje la realidad de la lengua que hablamos.
* Maestro en Lexicografía Hispánica
Investigador de la Universidad de Bergen (Noruega)


 Primera sesión: sábado 27 de febrero

Lea en voz alta los textos siguientes. ¿Experimenta alguna dificultad? ¿Por qué?

“Mediante este proceso de lectura de textos, se han observado durante las clases, que las niñas y niños de muestra diferentes clases de niveles de comprensión lectora, por que no todos captan lo que dicen los textos, otros tienen la habilidad de expresar sus impreciones personales con facilidad.
Otros utilizan ideas, o la intuición para elaborar Hipótesis del nombre de lo que observan y leen no todos las niñas y niños estan en el mismo nivel, ni se pueden medir por igual, sino según sus propios ritmo de avance”.

“Segun Jean Piaget. El constructivismo va de la mano con la intenligencia esta se divide en dos atributos principales que son la organización y la adaptación. En la organización la inteligencia esta formada por estructura o esquemas de conocimientos pero cada una nos conduce a conductas diferentes en situaciones especificas en la forma de comportarce y de actuar de los niños. En la adaptación se dan dos procesos que son la asimilación y la acomodación”.

Lea con atención el cuento siguiente. Note cómo el autor divide el texto en párrafos

En casa de Jacinto hay un sillón para morirse. Cuando la gente se pone vieja, un día la invitan a sentarse en el sillón, que es un sillón como todos pero con una estrellita plateada en el centro del respaldo. La persona invitada suspira, mueve un poco las manos como si quisiera alejar la invitación y después va a sentarse en el sillón y se muere. Los chicos, siempre traviesos, se divierten en engañar a las visitas en ausencia de la madre, y las invitan a sentarse en el sillón. Como las visitas están enteradas pero saben que de eso no se debe hablar, miran a los chicos con gran confusión y se excusan con palabras que nunca se emplean cuando se habla con los chicos, cosa que a estos los regocija extraordinariamente.

Al final, las visitas se valen de cualquier pretexto para no sentarse, pero más tarde la madre se da cuenta de lo sucedido y a la hora de acostarse hay palizas terribles. No por eso escarmientan, de cuando en cuando consiguen engañar a alguna visita cándida y la hacen sentarse en el sillón. En esos casos, los padres disimulan, pues temen que los vecinos lleguen a enterarse de las propiedades del sillón y vengan a pedirlo prestado para hacer sentar a una u otra persona de su familia o amistad. Entretanto, los chicos van creciendo y llega un día en que sin saber por qué dejan de interesarse por el sillón y las visitas. Más bien evitan entrar en la sala, hacen un rodeo por el patio, y los padres, que ya están muy viejos, cierran con llave la puerta de la sala y miran atentamente a sus hijos como queriendo leer su pensamiento. Los hijos desvían la mirada y dicen que ya es hora de comer o de acostarse.

Por las mañanas, el padre se levanta el primero y va siempre a mirar si la puerta de la sala sigue cerrada con llave, o si alguno de los hijos no ha abierto la puerta para que se vea el sillón desde el comedor, porque la estrellita de plata brilla hasta en la oscuridad y se la ve perfectamente desde cualquier parte del comedor.
(Propiedades de un sillón, Julio Cortázar)

 Segunda sesión: sábado 6 de marzo

Lea con atención los textos siguientes. Apreciará que todos tratan un único tema, el silencio, pero los formatos son distintos

En expresión oral, las pausas sirven para puntuar los pensamientos. Del mismo modo que la coma, punto y coma y punto sirven para separar las palabras escritas en grupos de pensamientos, las pausas de distinta duración nos ayudan a separar las palabras habladas en unidades que tienen un significado en conjunto. Una modalidad en la pausa, que no tiene nada que ver con el corte involuntario, es el silencio, especialmente querido y provocado por el que habla. Es un hábito algo difícil de adquirir. Para hacer una pausa muy larga (y esto es propiamente el silencio) se requiere mucho dominio de la situación y de uno mismo. Cuesta llegar a este grado de dominio para saber realizar este tipo de pausas que han de darse sin dejar de mirar al interlocutor, pero es bueno saber que pocas expresiones llegan a ser tan elocuentes como el silencio, y más aún el silencio largamente sostenido. No ha de ser, como es natural, un silencio colocado anárquicamente y porque sí, donde a uno se le antoje, sino un silencio justificado (Coll, Robert y otros, Curso de técnicas de expresión oral).
Cuentan que cuando un silencio
aparecía entre dos,
era que pasaba un ángel
que les robaba la voz.
Y hubo tal silencio el día
que nos tocaba olvidar
que, de tal suerte,
yo todavía
no terminé de callar.

Todo empezó en la sorpresa,
en un encuentro casual,
pero la noche es traviesa
cuando se teje el azar.
Sin querer se hace una ofrenda
que pacta con el dolor
o pasa un ángel,
se hace leyenda
y se convierte en amor.

Ahora comprendo
cuál era el ángel
que entre nosotros pasó.
Era el más terrible,
el implacable,
el más feroz.

Ahora comprendo en total
este silencio mortal.
Ángel que pasa,
besa y te abraza,
ángel para un final.
(Ángel para un final, canción de Silvio Rodríguez)

La conocí en la playa y, al poco, estábamos sentados frente a frente en una pequeña pérgola hecha de claridades y bebidas gaseosas. Charlábamos de tal manera que por un momento temí haber agotado el diccionario. Mas un diccionario puede decirse cuantas veces se desee, y volvimos a charlar, ahora con las palabras más hermosas y felices. Sin que lo advirtiera empezó a oscurecer. Incluso el mar era una mancha de misterio moviéndose en un horizonte dominante y lineal. Pensé tener una metáfora luminosa para ofrecérsela; iba a hacerlo cuando descubrí que también ella había anochecido, y que en la suavidad adolescente de su piel azul, los astros y constelaciones brillaban de una forma única, y, tomándola de la mano, preferí hacerme cómplice del silencio (Rafael Pérez Estrada).

Yo que crecí dentro de un árbol
tendría mucho que decir,
pero aprendí tanto silencio
que tengo mucho que callar;
y eso se conoce creciendo
sin otro goce que crecer,
sin más pasión que la substancia,
sin más acción que la inocencia,
y por dentro el tiempo dorado
hasta que la altura lo llama
para convertirlo en naranja.
(Silencio, Pablo Neruda)

Sobre el tema del silencio, compartimos con usted algunas frases célebres

- “Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras” (William Shakespeare).
- “Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio” (proverbio hindú).
- “El silencio es el único amigo que jamás traiciona” (Confucio).
- “A veces, el silencio es la peor mentira” (Miguel de Unamuno).
- “Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos” (Martin Luther King).
- “Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena” (Mahatma Gandhi).
- “El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos” (Miles Davis).
- “La palabra es plata y el silencio es oro” (refrán popular).
- “El silencio es un gran arte para la conversación” (William Hazlitt).
- Silencio es hablar calladamente con tu propio dolor, y sujetarlo hasta que se convierta en vuelo, en plegaria o en canto” (Alberto Masferrer).

Lea con atención el texto siguiente y repare en la importancia de utilizar correctamente los signos de puntuación

Tres hermanas casaderas, Soledad, Julia e Irene, conocieron a un joven y apuesto caballero, licenciado en Letras, y las tres se enamoraron de él. Pero el caballero no se atrevía a decir de cuál de las tres hermanas estaba enamorado. Como no se declaraba a ninguna, las tres hermanas le rogaron que dijera claramente a cuál de las tres amaba. El joven caballero escribió en un poema sus sentimientos, aunque “olvidó” consignar los signos de puntuación, y pidió a las tres hermanas que cada una de ellas añadiera los signos de puntuación que considerara oportunos. La décima era la siguiente:


Tres bellas que bellas son
me han exigido las tres
que diga de ellas cual es
la que ama mi corazón
si obedecer es razón
digo que amo a Soledad
no a Julia cuya bondad
persona humana no tiene
no aspira mi amor a Irene
que no es poca su beldad

Soledad leyó la carta y colocó los signos de manera que la beneficiaran:
Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
digo que amo a Soledad;
no a Julia, cuya bondad
persona humana no tiene;
no aspira mi amor a Irene,
que no es poca su beldad.

Julia, en cambio:
Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
¿Digo que amo a Soledad?
No. A Julia, cuya bondad
persona humana no tiene.
No aspira mi amor a Irene,
que no es poca su beldad.

Dijo Irene:
Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
¿Digo que amo a Soledad?
No. ¿A Julia, cuya bondad
persona humana no tiene?
No. Aspira mi amor a Irene,
que no es poca su beldad.
Así pues persistía la duda, por lo que tuvieron que rogar de nuevo al joven que les desvelara quién era la dueña de su corazón. Cuando recibieron de nuevo el poema del caballero con los signos de puntuación, las tres se sorprendieron:

Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
¿Digo que amo a Soledad?
No. ¿A Julia, cuya bondad
persona humana no tiene?
No. ¿Aspira mi amor a Irene?
¡Qué!... ¡No!... Es poca su beldad.

 Tercera sesión: sábado 13 de marzo

Sustantivos. Variación de número

1. Escriba una oración en la que emplee el plural del sustantivo de la columna 1.
2. Escriba una oración con el singular de los sustantivos de la columna 2.
Columna 1 Columna 2
Forma singular Forma plural
1. régimen
1. nupcias
2. bambú
2. reinas
3. tesis
3.avestruces
4. tamiz
4. atriles
5. rey
5. creces
6. superávit
6. compases
7. lavaplatos
7. taxis
8. rubí
8. aprendices
9. actriz
9. expensas
10. menú
10. perdices
11.tórax
11. filipinas
12. ataúd
12. álbumes
13. espécimen
13. oboes
14. pie
14. dosis
15. juventud
15. cebúes
16. tuberculosis
16. vicisitudes
17. carácter.
17. albricias

Si desconoce el significado de algún término, puede buscarlo en el diccionario.

Precisión léxica

Sustantivos Adjetivos Verbos
aliento -- --
aroma aromático aromar
aromatización aromatizante aromatizar
aspiración -- aspirar
efluvio -- --
emanación -- emanar
esencia -- --
exhalación -- exhalar
fetidez fétido
fragancia fragante --
hálito -- --
hediondez hediondo (a) --
hedor hediente (o, a) heder
husmeo -- husmear
inspiración inspirativo inspirar
-- maloliente --
mefítico
olfato olfativo olfatear
olor oloroso oler
-- odorífero odorizar
olisqueo -- oliscar, olisquear
perfume -- perfumar
perfumería
perfumista
perfumero
perfumador
peste (mal olor) pestífero apestar
pestilencia pestilente --
suavidad suave suavizar
sahumerio -- sahumar
tufo -- atufar
tufillo
tufarada
inhalación -- inhalar
aspereza áspero --
dureza duro endurar
flexibilidad flexible flexibilizar
frialdad frío enfriar
pastosidad pastoso
pega pegajoso pegar
refrescante refrescar
rigidez rígido enrigidecer
sequedad seco secar
textura -- texturizar
unto untuoso untar

Ejercicio:
- Describa las sensaciones que experimentas cuando alguien te da la mano.
- Describa un o unos recuerdos en los que emplees diferentes sensaciones olfativas.

Categorías gramaticales

I. Fíjese en las palabras del siguiente párrafo:

Él y ella vivían desde casi hacía veinte años cerca de cabo Rock, en el mismo edificio que fue de sus antepasados, en América. Como era una construcción de paredes transparentes, diariamente, muy temprano, usted podía ver ahí a la señora Bell, cuando limpiaba alegremente su casa con un plumero de mango dorado.

Enliste las palabras que nombran objetos, lugares o personas:
___________________________________________________________________________________________

___________________________________________________________________________________________

II. En el siguiente párrafo, encontrará sustantivos (palabras que nombran objetos, cosas, seres, ideas, personas, procesos, etc.), cualquiera que esa su naturaleza.

Marte, el dios bélico de Grecia, era hijo de Júpiter y Juno. Fue tan bárbaro y cruel, que los griegos le temían y los demás dioses lo odiaban. Dicen que primero fue el señor de las tempestades, pero se le conoce mejor como divinidad de la guerra. Siempre lo acompañaban su mujer, Belona, y sus hijos: Deimos, que personificaba al espanto; Fobos o el terror, y Eris, que es la discordia, así como una multitud de demonios que le servían de escuderos, caballerizos y servidores. En una ocasión permaneció trece meses atado con fuertes cadenas a una tinaja de bronce, estando muy cerca de la muerte.
(Mitos y leyendas de la antigua Grecia)

- ¿Qué nombran las siguientes palabras?

Marte, Grecia, Júpiter, Juno: __________________________________
tempestades, guerra, muerte: _________________________________
Dios, hijo, señor, mujer: _____________________________________
terror, espanto, discordia: ____________________________________
cadenas, tinaja, bronce: ______________________________________
griegos, escuderos, caballerizos: _______________________________




El texto argumentativo

Un texto argumentativo es aquel que pretende persuadir y convencer; la persuasión es una operación más emocional y particular que la convicción, que es una operación racional y universal. Así, por ejemplo, en un texto argumentativo las alusiones a circunstancias de amenaza climática en una zona geográfica determinada estimulan las reacciones emocionales y el sentimiento local; sin embargo, un texto que aluda al valor universal de preservación de la especie estimulará los procesos reflexivos en cualquier región. Lo ideal es que ambos componentes, persuasión/convicción, operen en las proporciones que la audiencia requiera, recordando que por medio de la persuasión se apela a la voluntad de quien escucha, en tanto que por medio de la convicción se apela al intelecto.

Macroestructura del texto argumentativo

La estructura de un texto argumentativo es esencial en su éxito comunicativo, lo mismo que lo es en el texto informativo; por ello, es de la mayor importancia atender al orden de sus partes:

- Introducción: se presenta el tema, pero sin adelantar posturas. Busca suscitar el interés por la lectura.

- Presentación de la tesis: la postura es la posición (a favor o en contra) que se asume ante el tema; por ejemplo, ante el tabaquismo se está a favor o en contra, pero no se puede presentar la postura a secas, yo estoy en contra del tabaquismo, pues faltaría esencia conceptual para conducir una argumentación. Surge, pues, la tesis, que es la elaboración intelectual de la postura; por ejemplo: el tabaquismo pasivo mata.

- Argumentación: son las razones que se exponen para validar una tesis propia. Los argumentos se pueden exponer en un orden lógico (siguiendo pautas de secuencia conceptual, espacial, temporal, gravedad, proximidad, etc.) o siguiendo el orden nestoriano propio de la retórica (argumento fuerte, argumento débil, argumento muy fuerte).

- Contraargumentación: son las razones que supuestamente invalidarían nuestra tesis. Se exponen y acto seguido se las refuta. También se puede razonar la invalidación de la tesis adversa, si es el caso. Cuando el argumento es sólido, puede ratificar su fortaleza el hecho de apelar a un ejemplo.

- Conclusión: se refuerzan los argumentos más sólidos, se plantea una pregunta retórica o se hace un cierre que que sea más persuasivo que convincente.

Microestructura del texto argumentativo

La redacción del texto argumentativo debe tomar en cuenta los aspectos siguientes:

- Falacia: es un argumento falso y engañoso. Se debe evitar su uso.

- Conectores argumentativos: los que le otorgan ilación al texto argumental contrastando dos contenidos; por ejemplo: aunque, aun cuando, no obstante, aun así, a pesar de, pero, sin embargo, ahora bien, por el contrario, en cambio, si bien que, entre otros.

- Conectores consecutivos: indican relación de consecuencia entre dos contenidos; por ejemplo: por consiguiente, por ello, por eso, por ende, en consecuencia, pues, por tal motivo, por tal causa, de modo que, de manera que, entre otros.

- Conectores aditivos: sirven para añadir un nuevo contenido; por ejemplo: del mismo modo, asimismo, por su parte, de otra parte, por otra parte, a su vez, además, incluso, inclusive, aun, encima, por añadidura, amén de, entre otros.

Veamos un ejemplo de texto argumentativo

No tengo certeza de qué se hace con el dinero de la Teletón. No conozco investigaciones periodísticas al respecto, ni de antes, ni de hoy. Tampoco soy tan inocente como para creer que los beneficios logísticos y de rehabilitación sean “para todos” los necesitados. Yo solo conozco testimonios. Solo eso. Con ellos, y con lo que mi juicio sugiere, puedo hacerme una idea clara, no de “lo que” sucede, sino de “lo que” opino al respecto.

Conozco bien tres casos lamentables: un niño discapacitado, chalateco, para quien sus padres dicen haber estado buscando durante dos meses ayuda en un tratamiento de rehabilitación en el acogedor y fotogénico local de Funter, pero que nunca consiguieron por diversos motivos; una amiga que estuvo al borde de la invalidez luego de una operación y que también conoció el NO de las autoridades de la institución; y, finalmente, la historia de J., quien arrastra sus muñones por el suelo, envueltas estas en un una lona negra, y quien dice haber buscado ayuda en innumerables ocasiones. A J. me lo encontraba a menudo en los alrededores de la tristemente célebre Dirección de Publicaciones e Impresos; intercambiábamos saludos de vez en cuando y nos despedíamos con alguna tontería u ofensa afectuosa. J. vivía de la limosna en el Centro, y tendrá ahora unos 19 años.

Conozco, también, la alegre historia de otro amigo, quien gracias a ciertos “conectes” logró acceder a un sitio privilegiado en la lista de espera de aquellos que podrán llegar a sonreír en cámaras y solicitar más dinero cada año. Es de los que sí creen en la Teletón; y si no creen, por lo menos la apoyan. Desde luego. Uno de sus vástagos está recibiendo ayuda.

Recientemente, en el todopoderoso Facebook, encontré un grupo beligerante llamado El Dinero de la Teletón lo Necesita Más Haití. Para mi sorpresa, cada día, cientos y cientos de usuarios de esa red social se han ido adhiriendo como fanáticos de la agrupación, identificándose con sus nombres propios, con sus comentarios muchas veces atinados y otros con demasiado resentimiento contra la empresa privada, contra TCS, contras las radios, contra todo. Y yo no lo niego: me identifico con muchas de las palabras que ahí he encontrado, aunque con menos vísceras. ¡Son ya más de 14 mil usuarios los que integran este grupo!, una cifra que debe resultar por lo menos digna de análisis. Por lo menos.

Creo que si bien, y como lo indica el nombre propio del grupo, la catástrofe haitiana tiene mucho que ver con el tema, los cientos de comentarios de los miembros de Facebook hablan de todo tipo de razones para no apoyar la Teletón. La mayoría, claro está, sin ningún rigor investigativo ni con pruebas, sino más bien basados en lo que su “sano” juicio sugiere, al fin y al cabo, todos podemos opinar. Evito aquí reproducir algunas de ellas, pero no niego que mis dedos estuvieron cerca de cinco minutos en pausa, sobre las teclas, bajo el intenso bombardeo de la duda, sujetos a lo que mi cerebro decidiera sobre si incluir muchas de las ofensivas pero pintorescas muestras de rechazo al proyecto Teletón.

Responsabilidades
Bonita es la verborrea sobre valores, sobre apoyar a quienes lo necesitan, sobre hermandad, sobre “ser un héroe”… a lo payaso, como Cocolito o como cualquier otro de “Viva la mañana”. Pero cuestionémonos: cuando alguien en una televisión local o en una radio dice: “Aunque sea un dólar, por más humilde que usted sea”, ¿no resulta ofensiva la petición tomando en cuenta que una gran parte de la población vive con tres o cuatro dólares al día? Ahora bien, entendámonos, ese gesto sería valiosísimo, pero igualmente resulta indignante ver, antes de esto, anuncios como: “Al preferir estas marcas, usted apoya la Teletón”, pues hay muchas empresas cuyo aporte es minúsculo en relación a sus millonarias ganancias. La Teletón no es aquí más que un mero juego publicitario, un juego barato, del que ya estamos cansados, y si no, pues ahí están otros 14 mil voces que pueden decir peores cosas al respecto.

Muchas de las empresas que “apoyan” este proyecto pudieran, bajo un esquema real de responsabilidad social empresarial, mantener ellas solas a Funter o apoyar otras iniciativas de reinserción social para los discapacitados, desarrollar iniciativas en favor de quienes más lo necesitan. ¿Cuánto le representa a un banco local donar 50,000 dólares? ¿Es su aporte un real interés por rehabilitar a personas con capacidades especiales? ¿No le va bien al ver su marca en cada esquina, en cada comercial, en cada pantalla y en cada radio cuando se convierten en “héroes”?

Pero hay que hablar de todo y de frente: el Estado salvadoreño es el real responsable de velar por las oportunidades, por la rehabilitación y por el nivel de vida de aquellas personas que lo requieran con urgencia debido su condición física. Ese mismo Estado que durante los últimos diez años ha gastado decenas y decenas de millones de dólares en publicidad (y lo sigue haciendo) pudiera mantener, no una iniciativa de dos o tres millones, sino decenas de ellas, en caso de que un día decidiera transferir más fondos a este fin en lugar de gastar tanto en paquetes mediáticos, sean estos para alguna pequeña publicidad local o para una de las grandotas brasileñas.

Sé que alguien dirá: “Pero a mí me ha ayudado”, y creo que cualquier persona que en su momento ha sido beneficiada por la Teletón tiene derecho a sonreír en cámaras, a prestar a su hijo para el juego de la mercadotecnia que le deja más ganancias a las marcas y a las televisiones; eso, sin embargo, no significa que no haya cosas de este proyecto que tengamos que poner bajo la lupa del análisis… que tanto nos deben los medios en este país.
(Yo no quiero ser un héroe, Erick Rivera)

Ahora es su turno de escribir un texto argumentativo. Para ello, tome en cuenta los aspectos siguientes:

- Postura: identificar la postura frente a un tema y determinar si es fuerte o no, pues la contundencia argumental será proporcional a la fortaleza de la postura.

- Tesis: elaborar una tesis fuerte y defendible, que sea un buen bastión argumental.

- Argumentos: identificar y ordenar los posibles argumentos para defender la tesis propia.

- Contraargumentos: identificar y ordenar los posibles argumentos con que el adversario invalidaría la tesis propia, e identificar los argumentos para invalidar la tesis del adversario, si procede el caso.

- Ejemplos: identificar los ejemplos que pudieran ser necesarios para ratificar la fuerza concreta de un argumento fuerte.

- Resortes emotivos: identificar los dispositivos emotivos que pudieran utilizarse en la argumentación para persuadir al auditorio.

Recuerde:
- Todo texto argumental parte de los conceptos de cohesión y coherencia. Asegúrelos usando conectores.
- La lengua escrita se rige por reglas que debemos aplicar (ortografía, sintaxis).
- La creación de un texto implica momentos: planificación, elaboración del borrador, corrección y publicación o escritura definitiva.


 Cuarta sesión: sábado 20 de marzo

Uso de la raya o guión largo
La raya o guión largo ( – ) se puede usar aisladamente, o bien, como en el caso de otros signos de puntuación, para servir de signos de apertura y cierre que aísle un elemento o enunciado. Se usa en los casos siguientes:

1. Para encerrar aclaraciones o incisos que interrumpen el discurso. En este caso se coloca siempre una raya de apertura antes de la aclaración y otra de cierre al final. Ejemplos:
- Llevaba la fidelidad a su maestro –un buen profesor– hasta extremos insospechados.
- Espera a Emilio –un gran amigo–. Lamentablemente, no vino.
En este uso, las rayas pueden ser sustituidas por los paréntesis e incluso por comas. La diferencia entre una y otra opción depende de cómo perciba quien escribe el grado de conexión que el inciso mantiene con el resto del enunciado.

2. Para encerrar aclaraciones más extensas, que en la mente de quien escribe aparecen como elementos importantes que deben verse “de una forma distanciada”. Ejemplos:
- Era inaceptable la idea de un Dios con sueño. Acusaron a “personas inescrupulosas” de la situación. Pero ante la contundente prueba –los bostezos podían escucharse a toda hora y en cualquier lugar del mundo–, no tuvieron más remedio que reconocerlo.

3. Para señalar cada una de las intervenciones de un diálogo sin mencionar el nombre de la persona o personaje al que corresponde. En este caso se escribe una raya delante de las palabras que constituyen la intervención. Ejemplos:
– ¿Qué has hecho esta tarde?, le pregunté con cierta ironía.
– Nada en especial. He estado viendo televisión un rato, me respondió el muy cínico.

4. Para introducir o encerrar los comentarios o precisiones del narrador a las intervenciones de los personajes. Se coloca una sola raya delante del comentario del narrador, sin necesidad de cerrarlo con otro, cuando las palabras del personaje no continúan inmediatamente después. Por ejemplo:
- Espero que todo salga bien –dijo Anita con gesto ilusionado.
Se escriben dos rayas, una de apertura y otra de cierre, cuando las palabras del narrador interrumpen la intervención del personaje y esta continúa inmediatamente después.
- Lo principal es sentirse viva –añadió Pilar–. Afortunada o desafortunada, pero viva.

Uso de los paréntesis

Los paréntesis ( ) son signos que encierran elementos aclaratorios o explicativos intercalados en una proposición. Se usan en los siguientes casos:

1. Cuando se interrumpe el sentido del discurso con una explicación o aclaración, sobre todo si esta es larga o de escasa relación con lo anterior o posterior. Ejemplos:
- El abuelo de Alberto (en su juventud fue un brillante cirujano) parecía una estatua sentado en aquel sillón.
- Las asambleas (la última duró casi cuatro horas sin ningún descanso) se celebran en el salón de actos.
En este uso, los paréntesis pueden ser sustituidos por la raya e incluso por comas. La diferencia entre una y otra opción depende de cómo perciba quien escribe el grado de conexión que el inciso mantiene con el resto del enunciado.

2. Para intercalar algún dato o precisión: fechas, lugares, significado de siglas, el autor u obras citados... Ejemplos:
- El año de su nacimiento (1616) es el mismo en que murió Cervantes.
- Toda su familia nació en Córdoba (Argentina).

3. En la trascripción de textos se utilizan tres puntos entre paréntesis para dejar constancia de que se omite en la cita un fragmento del texto. Por ejemplo:
- Hasta aquí (...) la obra visible de Menard, en su orden cronológico. Paso ahora a la otra: la subterránea, la interminablemente heroica. También la inconclusa. Esta obra (...) consta de los capítulos noveno y trigésimo octavo de la primera parte del don Quijote (Jorge Luis Borges. Ficciones).

Atención:
Los signos de puntuación correspondientes al período en el que va inserto el texto entre paréntesis se colocan siempre después del de cierre. Ejemplos:
- Tenía varios hermanos (era el primogénito de una numerosa familia), pero no los veía desde hacía años.
- ¿En qué año se creó la ONU (Organización de las Naciones Unidas)?
El texto recogido dentro de los paréntesis tiene una puntuación independiente. Ejemplos:
- Ángel López (si oyeras lo que opina sobre la ecología y los ecologistas, no te caería tan bien) es el nuevo responsable del proyecto.
- La manía de Ernesto por el coleccionismo (lo colecciona todo: monedas, relojes, bolígrafos, llaveros, latas vacías...) ha convertido su casa en un almacén.
- Su facilidad para los idiomas (¡habla con fluidez siete lenguas!) le ha abierto muchas puertas.

Uso de los puntos suspensivos

Es un signo de puntuación formado por tres puntos consecutivos (...) –y solo tres–, llamado así porque entre sus usos principales está el de dejar en suspenso el discurso. Se escriben siempre pegados a la palabra o el signo que los precede, y separados por un espacio de la palabra o el signo que los sigue; pero si lo que sigue a los puntos suspensivos es otro signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos. Si los puntos suspensivos cierran el enunciado, la palabra siguiente debe escribirse con mayúscula inicial: El caso es que si lloviese... Mejor no pensar en esa posibilidad; pero si no cierran el enunciado y este continúa tras ellos, la palabra que sigue se inicia con minúscula: Estoy pensando que... aceptaré; en esta ocasión debo arriesgarme. Se usan en los casos siguientes:

1. Para indicar la existencia en el discurso de una pausa transitoria que expresa duda, temor, vacilación o suspense: No sé si ir o si no ir... No sé qué hacer; Te llaman del hospital... Espero que sean buenas noticias; Quería preguntarte... No sé..., bueno..., que si quieres ir conmigo a la fiesta; Si yo te contara...

2. Para señalar la interrupción voluntaria de un discurso cuyo final se da por conocido o sobrentendido por el interlocutor: A pesar de que prepararon cuidadosamente la expedición, llevaron materiales de primera y guías muy experimentados... Bueno, ya sabes cómo acabó la cosa. Es especialmente frecuente este uso cuando se reproduce un refrán o un fragmento literario de sobra conocido: Más vale pájaro en mano..., así que dámelo ahora mismo; Y en mitad de la fiesta, se subió a una mesa y comenzó a recitar: “Mi madre es una rosa...”.

3. Para evitar repetir la cita completa del título largo de una obra que debe volver a mencionarse: La obra Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos, de Rafael Alberti, está llena de grandes aciertos. Los versos de Yo era un tonto... contienen algunos de los mejores hallazgos expresivos del autor.


4. Para insinuar, evitando su reproducción, expresiones o palabras malsonantes o inconvenientes: ¡Qué hijo de... está hecho! A veces se colocan tras la letra inicial del término que se insinúa: Vete a la m... No te aguanto más.

5. Cuando, por cualquier otro motivo, se desea dejar el enunciado incompleto y en suspenso: Fue todo muy violento, estuvo muy desagradable... No quiero seguir hablando de ello.

6. Sin valor de interrupción del discurso, sino con intención enfática o expresiva, para alargar entonativamente un texto: Ser... o no ser... Esa es la cuestión.

7. Al final de enumeraciones abiertas o incompletas, con el mismo valor que la palabra etcétera o su abreviatura: Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música... Debe evitarse, por redundante, la aparición conjunta de ambos elementos: Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música..., etc. Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música, etcétera...

8. Entre corchetes [...] o entre paréntesis (...), los puntos suspensivos indican la supresión de una palabra o un fragmento en una cita textual: “Fui don Quijote de la Mancha y soy agora [...] Alonso Quijano el Bueno” (Cervantes Quijote II [Esp. 1615]).
Si se quiere dejar claro que la reproducción de una cita textual no se hace desde el comienzo mismo del enunciado, es posible escribir puntos suspensivos al inicio de la cita, sin paréntesis ni corchetes, dejando un blanco de separación respecto de la palabra a la que preceden: Al final de la obra, don Quijote pide “... un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento”. Asimismo, cuando la reproducción de la cita queda incompleta por su parte final, es posible escribir puntos suspensivos, sin paréntesis ni corchetes y sin blanco de separación con respecto al texto que antecede, para indicar que el enunciado continúa más allá de la última palabra reproducida: Al final de la obra, don Quijote pide “... un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento...”, evidenciando la cordura que le asiste en sus últimos momentos.

Combinación con otros signos
1. Si los puntos suspensivos finalizan el enunciado, no debe añadirse a ellos el punto de cierre (se escribirán solo tres puntos): Me encanta esta casa. Es hermoso despertarse y ver el sol, los árboles, la luz en las ventanas... Creo que volveré el año que viene; pero si los puntos suspensivos van detrás de una abreviatura, se suma a ellos el punto que la cierra, de modo que se escribirán cuatro puntos en total: Algunas abreviaturas con tilde son pág., cód., admón....

2. Tras los puntos suspensivos sí pueden colocarse otros signos de puntuación, como la coma, el punto y coma y los dos puntos, sin dejar entre ambos signos ningún espacio de separación:
Cuando decidas los colores, las telas, el tipo de mobiliario..., ven a verme y te haré el presupuesto.
Mañana traerán la mesa, las sillas, los cuadros...; entonces sí parecerá una casa.
Pensándolo bien...: mejor que no se presente.

3. Los puntos suspensivos se escriben delante de los signos de cierre de interrogación o de exclamación si el enunciado interrogativo o exclamativo está incompleto: ¡Si te dije que...! Es inútil, nunca haces caso a nadie; si está completo, los puntos suspensivos se escriben detrás, sin espacio de separación: ¿Me habrá traído los libros?... Seguro que sí..

Uso de los dos puntos

Los dos puntos ( : ) detienen el discurso para llamar la atención sobre lo que sigue. Se usan los dos puntos en los casos siguientes:

1. Después de anunciar una enumeración. Ejemplos:
- Van a subastar tres manuscritos: uno de Borges, otro de Alfonso Reyes y un tercero de Antonio Machado.
También se utilizan los dos puntos para cerrar una enumeración, antes del enunciado que sustituye los elementos. Ejemplos:
- Natural, sana y equilibrada: así debe ser una buena alimentación.
- Terremotos, inundaciones y erupciones volcánicas: esas son las principales catástrofes naturales.

2. Se emplean los dos puntos para conectar oraciones o proposiciones relacionadas entre sí sin necesidad de utilizar otro nexo. Son varias las relaciones que se pueden expresar:
a) Relación causa-efecto. Ejemplos:
- Se ha quedado sin trabajo: no podrá ir de vacaciones este verano.
- No necesitaba correr: aún era temprano.
b) Conclusión o resumen de la proposición anterior. Por ejemplo:
- Varios vecinos monopolizaron la reunión con problemas particulares: no llegaron a ponerse de acuerdo.
c) Verificación o explicación de la proposición anterior, que suele tener un sentido más general. Por ejemplo:
- En Semana Santa suelen comerse varios tipos de alimentos: torrejas, jocotes en miel, atol de piñuela.
- La paella es un plato de la cocina española muy completo desde el punto vista nutritivo: cuenta con la fécula del arroz, las proteínas de sus carnes y pescados y la fibra de sus verduras.

3. Se utilizan los dos puntos para separar la ejemplificación del resto de la oración. Ejemplos:
- De vez en cuando tiene algunos comportamientos inexplicables: hoy ha venido a la oficina en calzoneta y con sandalias.
- Puedes escribir un texto sobre algún animal curioso: el ornitorrinco, por ejemplo.

4. En textos jurídicos y administrativos –decretos, sentencias, bandos, edictos, certificados o instancias–, se colocan dos puntos después del verbo, escrito con todas sus letras mayúsculas, que presenta el objetivo fundamental del documento. La primera palabra del texto que sigue a este verbo se escribe siempre con inicial mayúscula y el texto forma un párrafo diferente. Por ejemplo:
- CERTIFICA:
Que José Álvarez García ha seguido el Curso de Redacción I celebrado en la Corte Suprema de Justicia durante abril del presente año.

5. Los dos puntos preceden a las citas textuales. En este caso, después de los dos puntos se suele escribir la primera palabra con inicial mayúscula.
- Las palabras del médico fueron: “Reposo y una alimentación equilibrada”.
- Ya lo dijo Descartes: “Pienso, luego existo”.

6. Se emplea este signo de puntuación tras las fórmulas de saludo en las cartas y documentos. También en este caso la palabra que sigue a los dos puntos se escribe con mayúscula y, generalmente, en un renglón aparte. Ejemplos:
- Querido amigo:
Te escribo esta carta para compartirte que...
- Recordado maestro:
Mil gracias por sus palabras que...
(Ortografía, Real Academia Española)


Los textos instruccionales

Las instrucciones están presentes diariamente en nuestra vida cotidiana, tanto en la escuela como fuera de ella. El desarrollo científico y tecnológico de los últimos tiempos exige cada vez más la intervención del discurso instruccional en tareas que antes se desarrollaban en contacto con otras personas. Pensemos en ejemplos cotidianos: instrucciones para usar el cajero automático, indicaciones para hacer funcionar determinado utensilio doméstico o aparato, instrucciones para armar un juguete o un armario, manuales de operaciones para funciones varias, por mencionar algunos. Son textos brindan orientaciones precisas para realizar actividades.

Las características principales de los textos instructivos son:
a) Formato especial.
b) Desarrollo de procedimientos compuestos por pasos que deben cumplirse para conseguir un resultado. En algunos casos la secuencia de pasos es fija y en otros hay varias secuencias alternativas (como en los procesadores de texto).
c) Se utiliza el infinitivo, el modo imperativo (encender la computadora o encienda la computadora) o las formas impersonales (se enciende la computadora).
d) Se utilizan marcas gráficas como números, asteriscos o guiones para diferenciar o secuenciar la serie de pasos.
e) Acompañamiento de imágenes para reforzar o clarificar los pasos a seguir.

Ejercicio: lea el siguiente texto instruccional, Receta para un buen curso académico, y luego elabore lo que se le solicita.

Ingredientes:
- 1 profesor
- De 35 a 45 alumnos
- Un aula
- ½ litro de agua
- 1/2 litro de empatía
- 400 grs. de dedicación
- 250 grs. de paciencia
- 350 grs. de comprensión
- 200grs. de psicología

Preparación:
Tome al profesor y póngalo unas horas en remojo en ½ litro de agua y ½ litro de empatía. A continuación, escúrralo y séquelo bien. Haga una salsa con los 400grs de dedicación, 250grs. de paciencia, 300grs. de comprensión y 200 grs.de psicología. Rocíe al profesor con la salsa y déjelo reposar durante unas dos horas.

Saque a los alumnos del paquete, quítele las gorras, los celulares, los Mp4, los Ipod y cualquier otro dispositivo que pueda agriar la mezcla. Arranque de raíz la mala educación y las actitudes violentas. Revíselos atentamente por si alguno de ellos presenta algún problema de atención, problemas familiares o desencantos amorosos, y procure diluir sus inseguridades y miedos en una mezcla de atención, cariño y educación. Colóquelos uno a uno en el aula. Es importante escuchar bien cómo crujen los alumnos al situarlos en las sillas, ya que de una buena colocación dependerá, en gran medida, el resultado final.

Introduzca ahora al docente en el aula y asegúrese de que ésta tiene suficiente espacio, luz y ventilación. Deje todos los ingredientes durante nueve meses a una temperatura media de unos 20 ó 25 grados, con algunos breves periodos de descanso, y obtendrá unos alumnos preparados y un profesor satisfecho.

Para mejorar el sabor de esta receta puede acompañarla con una ración de excursión o visitas de campo, y aderezarla con actividades lúdicas en general.

Ahora elabore usted una receta, a manera de texto instruccional. A continuación le facilitamos algunos títulos que pueden inspirarlo. Puede utilizar uno de ellos o inventarse uno nuevo:

- Receta para evitar copiar en un examen
- Pastelitos de amistad
- Cómo librarse de un castigo o de una sanción (de los padres y madres, del director/a, del abuelo/a, etc.)
- Receta para ser feliz
- Cómo enseñar a identificar el sustantivo en un texto
- Cómo jugar peregrina
- Cómo elaborar textos instruccionales
- Receta para escribir textos creativos

 Quinta sesión: sábado 27 de marzo

¿Qué es el verbo?

Es la palabra más importante en el idioma, que puede tener variación de persona, número, tiempo, modo y aspecto. Los verbos terminan siempre en ar, er o ir. Tradicionalmente relacionado con la acción en la oración, los verbos son el motor y núcleo de las particularidades idiomáticas. En palabras del periodista y lingüista español Álex Grijelmo: “Los verbos representan los pilares del idioma, en ellos se sujeta todo. Nos dan idea de la acción, de las nociones en desarrollo, de las transformaciones, del ser y el estar de las cosas, los animales, (las ideas) y las personas”.

Aunque se pueden decir muchísimas particularidades respecto de qué es un verbo, de cómo actúa, de qué características tiene, en este curso observaremos las siguientes, tomadas del Diccionario de la lengua española:

- Verbos regulares: los que se ajustan en su conjugación al modelo que se fija como propio de esa conjugación: amar, temer, partir, comer
- Verbos irregulares: los que se conjuga alterando o combinando la raíz, el tema o las desinencias de la conjugación regular; p. ej., acertar, caber, ir.
- Verbos transitivos: los que se construyen con complemento directo; p. ej., amar a Dios, decir la verdad.
- Verbos intransitivos: los que se construyen sin complemento directo; p. ej., nacer, morir, correr.

Pero el verbo tiene un compañero, uno que, normalmente, anda cerquita, molestando, influyendo, estimulando…

El adverbio

Es la palabra que modifica, adjetiva, moldea, condiciona al verbo (ad-verbum, “junto al verbo”). El adverbio “describe” o “narra” la manera en que el verbo se realiza. De acuerdo con el modo de significar:

A. Léxicos
• Cualitativos, que comprenden los adverbios propios: bien, mal, peor, etc.; adverbios en –mente: claramente, rápidamente; adverbios adjetivales: (hablar) fuerte, (trabajar) duro.
• De lugar: cerca, lejos, arriba, abajo, adentro, etc.; de tiempo: antes, después, luego, etc.; todos ellos son transitivos, es decir, pueden llevar complemento prepositivo: cerca de mí; antes de las cuatro; y pueden ser términos de preposición (suele decirse que esta es una propiedad nominal de estos adverbios); Lo vi de lejos; Lo dejaron para después.
• Temporales intransitivos: temprano, tarde, pronto.
• Modales: quizá (s), acaso.

B. Pronominales
• Deícticos: espaciales: aquí, ahí, allí, acá, allá; temporales: ahora, entonces, hoy, ayer; anteayer, mañana, anoche; de modo: así; cuantitativo: tanto.
• Cuantitativos: poco, mucho, bastante, demasiado, casi; cuantitativos temporales: siempre, nunca, jamás; cuantitativos aspectuales: todavía, aún, ya.
• Numerales: primero, segundo, medio, etc.
• Identificativo: mismo; identificativos polares: sí, no, también, tampoco.
• Relativos: donde, cuando; interrogativos o exclamativos: dónde, cuándo

Locuciones o modos adverbiales del español estándar: en realidad, sin duda, largo y tendido, lisa y llanamente, en vano, en absoluto, de repente, en seguida, al pie de la letra, etc.

- Ejercicio para identificación de verbos

Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribó sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: “¡Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso”.

Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con Aquel que no muere.
(Jorge Luis Borges, El Aleph)

- Ejercicio para identificación de adverbios

Estamos cerca, cerquita de tu casa. Escucho ligeramente un ruido desde el callejón. Avanzo, lentamente. Aquí, en este pueblo perdido, los callejones son más oscuros que la noche. Y no puedo dejar de aceptarlo: tengo miedo, mucho miedo.

La sopa que amablemente prepara tu madre me ocasionó un gran dolor de estómago la última vez que la tomé. Me retorcí durante horas, sudé muchísimo, sufrí… En esa ocasión, además, supe que, por cómo es tu mamá, no iba a poder negarme en la próxima visita a tu casa, pero obviamente era muy difícil que volviera tan pronto. Así que cuando me dijiste que no podías salir por tu pierna rota, y que debía visitarte para recuperar mis discos, tuve miedo. Mucho miedo.

Ahora sale tu madre de la casa. Me encuentra justo frente a tu puerta. Y el miedo vuelve, pues en su mano lleva un cucharón sopero; y, en su rostro, se dibuja una siniestra sonrisa. Casi me desmayo frente a lo que a continuación se vino a mi mente.

− Cuando Miguelito me dijo que iba a venir, me puse a cocinar. Dice el cipote que a usted le gustan un montón las sopas. Así que me puse a trabajar duro para que coman aquí. Le agradezco bastante que visite a mi hijo.

Las palabras de tu madre me dejan ahora dos amargos sabores: 1. Algún día me la pagarás y 2. Que no recuperaré, por lo menos hoy, mis discos. Es hora de correr.
(Una sopa de miedo)

- Ejercicio de integración

En el verano de 1916, en plena guerra mundial, un capitán inglés se lanzó al asalto pateando una pelota. El capitán Nevill saltó del parapeto que lo protegía, y corriendo tras la pelota encabezó el asalto contra las trincheras alemanas. Su regimiento, que vacilaba, lo siguió. El capitán murió de un cañonazo, pero Inglaterra conquistó aquella tierra de nadie y pudo celebrar la batalla como la primera victoria del fútbol inglés en el frente de guerra.

Muchos años después, ya en los fines del siglo, el dueño del club Milán ganó las elecciones italianas con una consigna, “Forza Italia!”, que provenía de las tribunas de los estadios. Silvio Berlusconi prometió que salvaría a Italia como había salvado al Milán, el superequipo campeón de todo, y los electores olvidaron que algunas de sus empresas estaban a la orilla de la ruina.

El fútbol y la patria están siempre atados; y con frecuencia los políticos y los dictadores especulan con esos vínculos de identidad. La escuadra italiana ganó los mundiales del '34 y del '38 en nombre de la patria y de Mussolini, y sus jugadores empezaban y terminaban cada partido vivando a Italia y saludando al público con la palma de la mano extendida.

También para los nazis el fútbol era una cuestión de Estado. Un monumento recuerda, en Ucrania, a los jugadores del Dínamo de Kiev de 1942. En plena ocupación alemana, ellos cometieron la locura de derrotar a una selección de Hitler en el estadio local. Les habían advertido:

− Si ganan, mueren.

Entraron resignados a perder, temblando de miedo y de hambre, pero no pudieron aguantarse las ganas de ser dignos. Los once fueron fusilados con las camisetas puestas, en lo alto de un barranco, cuando terminó el partido.

Fútbol y patria, fútbol y pueblo: en 1934, mientras Bolivia y Paraguay se aniquilaban mutuamente en la guerra del Chaco, disputando un desierto pedazo de mapa, la Cruz Roja paraguaya formó un equipo de fútbol, que jugó en varias ciudades de Argentina y Uruguay y juntó bastante dinero para atender a los heridos de ambos bandos en el campo de batalla.

Tres años después, durante la guerra de España, dos equipos peregrinos fueron símbolos de la resistencia democrática. Mientras el general Franco, del brazo de Hitler y Mussolini, bombardeaba a la república española, una selección vasca recorría Europa y el club Barcelona disputaba partidos en Estados Unidos y en México. El gobierno vasco envió al equipo Euzkadi a Francia y a otros países con la misión de hacer propaganda y recaudar fondos para la defensa. Simultáneamente, el club Barcelona se embarcó hacia América. Corría el año 1937, y ya el presidente del club Barcelona había caído bajo las balas franquistas. Ambos equipos encarnaron, en los campos de fútbol y también fuera de ellos, a la democracia acosada.

Sólo cuatro jugadores catalanes regresaron a España durante la guerra. De los vascos, apenas uno. Cuando la República fue vencida, la FIFA declaró en rebeldía a los jugadores exiliados y los amenazó con la inhabilitación definitiva, pero unos cuantos consiguieron incorporarse al fútbol latinoamericano. Con varios vascos se formó, en México, el club España, que resultó imbatible en sus primeros tiempos. El delantero del equipo Euzkadi, Isidro Lángara, debutó en el fútbol argentino en 1939. En el primer partido metió cuatro goles. Fue en el club San Lorenzo, donde también brilló Ángel Zubieta, que había jugado en la línea media de Euzkadi. Después, en México, Lángara encabezó la tabla de goleadores de 1945 en el campeonato local.

El club modelo de la España de Franco, el Real Madrid, reinó en el mundo entre 1956 y 1960. Este equipo deslumbrante ganó al hilo cuatro copas de la Liga española, cinco copas de Europa y una Intercontinental. El Real Madrid andaba por todas partes y siempre dejaba a la gente con la boca abierta. La dictadura de Franco había encontrado una insuperable embajada ambulante. Los goles que la radio transmitía eran clarinadas de triunfo más eficaces que el himno Cara al sol. En 1959, uno de los jefes del régimen, José Solís, pronunció un discurso de gratitud ante los jugadores, “porque gente que antes nos odiaba, ahora nos comprende gracias a vosotros”. Como el Cid Campeador, el Real Madrid reunía las virtudes de la Raza, aunque su famosa línea de ataque se parecía más bien a la Legión Extranjera. En ella brillaba un francés, Kopa, dos argentinos, Di Stéfano y Rial, el uruguayo Santamaría y el húngaro Puskas.

A Ferenk Puskas lo llamaban Cañoncito Pum por las virtudes demoledoras de su pierna izquierda, que también sabía ser un guante. Otros húngaros, Ladislao Kubala, Zoltan Czibor y Sandor Kocsis, se lucían en el club Barcelona en esos años. En 1954 se colocó la primera piedra del Camp Nou, el gran estadio que nació de Kubala: el gentío que iba a verlo jugar, pases al milímetro, remates mortíferos, no cabía en el estadio anterior. Czibor, mientras tanto, sacaba chispas de los zapatos. El otro húngaro del Barcelona, Kocsis, era un gran cabeceador. Cabeza de Oro, lo llamaban, y un mar de pañuelos celebraba sus goles. Dicen que Kocsis fue la mejor cabeza de Europa, después de Churchill.

En 1950, Kubala había integrado un equipo húngaro en el exilio, lo que le valió una suspensión de dos años, decretada por la FIFA. Después, la FIFA sancionó con más de un año de suspensión a Puskas, Czibor, Kocsis y otros húngaros que habían jugado en otro equipo en el exilio desde fines de 1956, cuando la invasión soviética aplastó la resurrección popular.

En 1958, en plena guerra de la independencia, Argelia formó una selección de fútbol que por primera vez vistió los colores patrios. Integraban su plantel Makhloufi, Ben Tifour y otros argelinos que jugaban profesionalmente en el fútbol francés. Bloqueada por la potencia colonial, Argelia sólo consiguió jugar con Marruecos, país que por semejante pecado fue desafiliado de la FIFA durante algunos años, y además disputó unos pocos partidos sin trascendencia, organizados por los sindicatos deportivos de ciertos países árabes y del este de Europa. La FIFA cerró todas las puertas a la selección argelina y el fútbol francés castigó a esos jugadores decretando su muerte civil. Presos por contrato, ellos nunca más podrían volver a la actividad profesional. Pero después de que Argelia conquistó la independencia, el fútbol francés no tuvo más remedio que volver a llamar a los jugadores que sus tribunas añoraban.
(La pelota como bandera, Eduardo Galeano)

Las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas (o asociativas)

Entre los signos lingüísticos (palabras) pueden darse dos tipos de relaciones: sintagmáticas y paradigmáticas. Relaciones sintagmáticas son las relaciones horizontales que se establecen entre las distintas palabras de la cadena hablada (sucesión de palabras). Por ejemplo en la expresión: Las mariposas revoloteaban alrededor del jardín se han establecido relaciones de concordancia y de orden entre las palabras que forman esta oración.

No se puede decir:
- Las mariposas alrededor jardín revoloteaban del.
- Del jardín alrededor mariposas las revoloteaban.

Del concepto de relaciones sintagmáticas se deriva el de “sintagma”, el cual significa: sucesión de unidades lingüísticas.

¿Cuántas unidades lingüísticas forman un sintagma? “El sintagma se compone siempre de dos o mas unidades consecutivas, (por ejemplo: re-leer; contra todos; la vida humana; Dios es bueno; si hace buen tiempo, saldremos, etc.). Del ejemplo entre paréntesis puede deducirse que un sintagma puede ser: una palabra, una frase, una oración o una proposición (unión de dos o más oraciones)”, dice Saussure.

Las relaciones asociativas o paradigmáticas son relaciones de palabras que existen en la memoria del hablante y que se dan fuera del discurso. Esto es así porque en todo código los elementos están relacionados y clasificados por afinidad, ya sea ésta semántica (por el significado) o fonológica (por la similitud en los fonemas).

Así, en nuestro cerebro podrían estar asociadas las palabras: mesa, silla, cama y tocador, en cuanto a su afinidad semántica; pero también podríamos tener asociadas palabras como: tocador, lector, doctor, señor, amor, por su afinidad fonológica, es decir, porque todas las palabras terminan en “or”. Ahora bien, a estas asociaciones o grupos de palabras se les llama “paradigmas”, y al tipo de relaciones que se establecen entre ellas: relaciones paradigmáticas o asociativas.

Es importante destacar que una sola palabra puede formar parte de varios paradigmas. Veamos un ejemplo:

















Cuando hablamos, seleccionamos de los diversos paradigmas las palabras que van a conformar el mensaje y luego las relacionamos entre sí, formando los “sintagmas” o sucesión de palabras en la cadena hablada.

Resumiendo, podemos decir que las relaciones paradigmáticas son aquellas que se establecen entre las palabras que realmente aparecen en la expresión hablada o escrita y aquellas que potencialmente pudieron haber aparecido en el mismo lugar o, más exactamente, en el mismo contexto lingüístico.

Ejemplifiquemos: en la oración el hombre caminaba rápidamente por el parque se han seleccionado solamente siete palabras del enorme repertorio del idioma español. Es de notar que, en el lugar que ocupa cada una de esas palabras, pudo haber aparecido otra palabra diferente:

• El: aquel, ese, un.
• Hombre: joven, señor, estudiante, vecino, médico, profesor, muchacho, etc.
• Caminaba: pasaba, caminó, pasó.
• Rápidamente: lentamente, apresuradamente, atentamente, sigilosamente, etc.
• Por: en
• El: ese, aquel, este.
• Parque: camino, andén, muelle, cerro, etc.

Sin tratar de agotar, con el ejercicio anterior, el número de posibilidades para cada palabra, se tendrían al menos para cada una de ellas:

El = 3 posibilidades.
hombre = 7 posibilidades
caminaba = 3 posibilidades
rápidamente = 5 posibilidades
por = 1 posibilidad
el = 3 posibilidades
parque = 4 posibilidades
(Tomado de Rivera, Amada Guillermina, en La enseñanza del idioma: un enfoque comunicativo integral en la formación docente)
Ejercicios:

a) Seleccione una palabra de cada paradigma y forme con ellas el número de sintagmas que le sea posible:
1. la, esa, esta, aquella, alguna, ninguna
2. profesora, señora, doctora,
3. cuida, cuidaba, curaba, sanaba, cantaba, enseñaba
4. a, en, por, de, desde, con, para
5. las, los, estos, esas, aquellos, todos, todas, algunos, pocas
6. hijos, niños, niñas, estudiantes, pacientes, personas

b) Lea el siguiente sintagma y descubra qué palabras podrían sustituir a las que realmente aparecen: el sendero está lleno de flores.

 Sexta sesión: sábado 10 de abril

Lea con atención el texto siguiente

Puesiesque en la carpita del circo quera como el ternero de la carpona tenían a los animales bravos y Colino con Pichilente pagaron tiquete de diez cenzontes por ir a ver y al entrar miraron un mico enjaulado con una carecipote de ojitos pelados y con paperas y dijeron: “¡mirémolo¡”, y sestuvieron viéndolo y el mico viéndolos a eyos sin decir nada, y entonce le dijo Pichilente a Colino: “Acercátele, no le tengás vergüenza”, y entonce le dijo Colino: “¡No me rempujés que si me escupe te vuá fregar!”. Y el mico dijo “¡Quike!”, y se rascó la nalga pelona. Entonce le puyaron el lomo y se fueron a un cajón con culebras, pero no había con qué puyarlas. Entonces fueron onde un montón de tanates quera un ilefante color plomo con ojitos a los lados y las patas hinchadas de tanto aguantar el peso.

Los tigres estaban dando güeltas con tamaños dientes y un oso desnudo sestaba volando una boteya de fresco. “Mirá”, le dijo Pichilente, “aquel cameyo con un gran machetazo nelomo”. “¡No sias bruto!”, le dijo Colino, “¿no ves ques la montura que le ponen para caminar?”. Al rato de diandar mirando la chorizada e micos y unos chuchos ladradores le dijo Pichilente: “¡Amonós, Colino, mucha tufazón a pelos!”. “¡Perate!”, le dijo Colino, “vamos a ver aquel cabayo vestido de payaso”. “¡No siás bruto!”, le dijo Pichilente, “¿no ves qués una zebra de pura lona para hamacas?”. Y se salieron riendo y siacabuche.
(El cuento de las fieras gritonas, jediondas del circo, a diez centavos la acercada, por Salarrué)

Poema del pronombre

El pronombre es la parte
de la oración,
que sustituyendo al nombre,
evita repetición.

Personales, posesivos,
junto a los demostrativos,
relativos, indefinidos,
y los interrogativos.

De la primera persona
del número singular serán: yo, mí , me conmigo
lo deberás recordar.

Tú, te ti, contigo, usted,
son de segunda persona,
según sea su función
adoptarán una forma.
De la tercera persona
deberemos aprender:
él, ella, ello, lo, la, le,
sí, se, consigo, también.

El resto de pronombres
no es necesario citar,
consulta determinantes
y dudas disiparás.

El pronombre sustituye,
determinante acompaña,
con esta sencilla clave
analizarás con maña.

(Tomado de Riofrío Tendero, Ana. Versos para aprender lengua y literatura)


Ejercicio: escribe, en los espacios, los posesivos que faltan.

El verano pasado, mi familia y yo fuimos a Guatemala. Aunque el hotel era enorme, las habitaciones _______________ (de nosotros) eran sencillas. Mis padres tenían una habitación pequeña, pero la cama _____________ (de ellos) era bastante grande. Mis hermanos y yo nos quedamos en otra habitación. La habitación __________________ (de nosotros) era amplia y el baño era más cómodo que _____________________ (de mis padres). La cama _______________ (de mí) era la mejor porque estaba cerca de la ventana. En general, la vista _________________ (de nosotros) era mejor que la de mis padres. Es cierto que se escuchaba una música muy fuerte a través de las paredes _________________ (de nosotros) y nos molestaba un poco tanto ruido. Mis padres tuvieron más suerte. Los vecinos ____________________ (de ellos) eran más tranquilos que _____________________ (de nosotros). Sin embargo, nos divertimos mucho en la habitación ____________________ (de nosotros).



- Construya oraciones utilizando el 'se' reflexivo. Utilice los pronombres personales apropiados siempre que sea posible.

1. Roberto mira a Susana. Susana mira a Roberto __________________________________________
2. Tú le escribes a tu amigo. Tu amigo te escribe __________________________________________
3. Yo conocí al profesor. El profesor me conoció ___________________________________________
4. Antonio observa al perro. El perro observa a Antonio ___________________________________________
5. Yo entiendo a mi novio. Mi novio me entiende ___________________________________________
6. Tú te encuentras con ellos. Ellos se encuentran contigo ________________________________________
7. Rogelio habla con Laura todas las tardes. Laura habla con Rogelio todas las tardes ___________________
8. Los estudiantes miran al niño. El niño mira a los estudiantes ____________________________________
9. Yo encuentro a mi amigo. Mi amigo me encuentra ____________________________________________
10. Eduardo le cuenta todo a su esposa. Su esposa le cuenta todo a Eduardo ___________________________

- ¿Si te lo digo, me lo das? Rescribe la oración con la forma adecuada del pronombre.

1. Regalas unos libros a mi hermana y a mí _________________________________
2. La abuela cuenta un cuento a sus nietos ____________________________________
3. Compramos a usted y a sus socios la mercancía _______________________________
4. Sólo presto mis discos a Javier y a ti para el fin de semana _______________________
5. La dependienta vende una televisión a mí __________________________________
6. Usted envía una carta a su familia ___________________________________
7. Recuerdo a los niños que tienen que lavarse los dientes _____________________
8. A ti y a Sebastián no voy a explicar lo que me ha pasado ________________________

- Escribe el o la delante de los siguientes sustantivos según corresponda.

acritud
algarabía
alza
analogía
anemia ánfora
angostura
ánima
anorexia
ansia apatía
arca
arenga
aria
arma asa
asepsia
asma
atracción
aura autoclave
avemaría
avispa
axila
ayuda azucena
haba
hambre
hampa
haz

- Completa los espacios en blanco con una de las opciones que se ofrecen.

1. María hubo de rehacer ________ acta del claustro porque Carmen se negaba a aprobar________ tal y como estaba.
a) la; -la b) el; -lo c) la; -lo d) el; -le e) el; -la

2. José miraba la comida con ________ ansia y ________ avidez, que daba pena verlo.
a) una; una b) una; un c) un; un d) un; una

3. Han abierto una fábrica de embutidos modernísima cerca de Lourdes, en ________ área industrial totalmente nuev_____ y con mucho futuro.
a) una; -a b) una; -o c) un; -a d) -a e) -o

4. Son frecuentes los errores ortográficos con palabras que llevan ________ hache intercalad____.
a) un; -a b) una; -o c) un; -o d) -a e) -o

5. Toma un poco de ________ agua de aquí, mézcla______ con ________ arena y tráeme una espuerta.
a) este; -lo; este b) este; -la; esta c) este; -lo; esta d) esta; -la; este e) esta; -la; esta

6. En el desván, los niños encontraron ________ arca; la abrieron y descubrieron ________ astas de toro, y un ventilador con ________ aspas oxidadas.
a) una; unas; las b) un; unas; los c) un; unas; las d) una; unas; las e) un; unas; las

Ejercicio: coloque correctamente los paréntesis omitidos.

1. Al zapatero de mi barrio le encantaba la música y la danza era un excelente diseñador.
2. El año de su nacimiento 1948 es el mismo en que se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
3. Pablo Ruiz Picasso 1881-1973 es la gran figura central del cubismo.
4. Después de aprobar las oposiciones 1971 comencé a trabajar en el colegio.
5. El pesado escenario 20 mil kilogramos se desplomó inesperadamente.
5. El descubrimiento de América 1492 fue una gran momento de la historia.
6. Las asambleas la última duró casi cuatro horas sin ningún descanso se celebran en el salón de actos.
7. Yerma una obra teatral popular que desarrolla una tragedia de ambiente rural es una mujer joven y atractiva.
8. Clara María en el colegio llamaba la atención por su prodigiosa memoria estaba encargada de la venta de entradas.
9. Nació en Roma Italia.
10. Puri la sobrina del farmacéutico de la calle Hornos se presentó en la fiesta sin invitación.
11. El año de su nacimiento 1616 es el mismo en que murió Cervantes.
12. La Organización de Países Exportadores de Petróleo OPEP debería aumentar la producción de crudo.
13. ¿Cuántos países integran el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas ONU?
14. El escritor Jacinto Benavente 1866-1954 recibió el Premio Nobel de Literatura.
15. Había nacido en Estocolmo Suecia
16. La Organización Mundial de la salud OMS ha instado a los gobiernos a que prohíban la publicidad del tabaco.

Ejercicio: coloque correctamente los puntos suspensivos omitidos.

1. ¡Qué hijo de está hecho!
2. A buen entendedor
3. En el zoológico había: leones, tigres, hipopótamos
4. Me encanta el paisaje. Es hermoso despertarse junto a la playa y ver el sol, el mar
5. Si te viera Daniel
6. No por mucho madrugar
7. Pues no estoy seguro.
8. Quien mal anda
9. Aceptaba cualquier invitación: café, té, infusión de manzanilla
10. Gabriel le gritó que era un c
11. Más vale pájaro en mano
12. Pensándolo bien : mejor que no se presente.
13. Si lo hubiera sabido antes
14. ¡Ay, si yo pudiera hablarle !
15. Bueno, si tú quieres
16. Sí, lo respeto mucho, pero
17. En el quiosco venden: revistas, DVD, diarios
18. En el almacén había muchos alimentos de la huerta: tomates, pimientos, cebollas etc.
19. Si yo te explicara
20. Me gustaría acompañarte, pero
21. Puedes hacer lo que quieras: cantar, bailar, ver la televisión, oír música etc.

 Séptima sesión: sábado 17 de abril

Lea con atención los cuentos siguientes

Hay días en que uno tiene más suerte que otros, días en los que uno se levanta y es el favorecido de la vida. Hoy ha sido ese día para mí.

Ni siquiera tuve que salir de mi casa. Estaba acá, sentado y leyendo un periódico viejo (no había tenido tiempo para leerlo, trabajo demasiado) cuando llamaron a la puerta con toques delicados (tic, tic, tic): era un hombrecillo, un tipo más bien bajo y fino de huesos y modales, casi como un niño, pero con voz aplomada y un brillo de arrogancia en sus ojos redondos. Me proponía un negocio. Un trueque.

El tipo estaba alojado en una pensión que queda a tres calles y, en sus andares, había visto a mis hijas, que son gemelas. El pobre pensaba que se trataba de una sola y por una sola había venido. Había averiguado con dificultades dónde vivía ella (aunque no lo parezca, la gente de acá es muy discreta cuando son extranjeros los que preguntan) y, sin consultar con mi hija, vino directamente a mí para hacer el trato: Ella a cambio de un león, que había llevado consigo para que yo no fuera a creer que se trataba de una burla o de una estafa. Un león de verdad, grande, bien alimentado, de cabello brillante, por una sola de mis hijas. Por dentro, me brillaba la codicia, pero por fuera debía disimular, no mirar demasiado al león para que no se notara que lo deseaba, fingir que no estaba interesado en hacer un trato con ese hombre al que nunca había visto.

Pensaba en decirle que me tomaría un par de semanas para meditarlo porque no se trataba de un paso sencillo, que mis hijas eran mis hijas y que, aunque no fueran tan útiles como un hijo varón, les tenía cariño. Pero él iba de paso por la ciudad, de modo que no tenía tiempo para pensarlo mucho. Debía aceptar de inmediato u olvidarme del negocio. Tres minutos me dio para reflexionar. Y yo, que soy astuto para los negocios, no necesitaba de tanto tiempo: tenía mi respuesta lista desde que me planteó el trueque; pero me los tomé para llenarlo de tensión, para preocuparlo y obligarlo a que mejorara su oferta. Él lo comprendió y añadió un bote de brea. Entonces le sonreí y lo pasé adelante. Lo hice sentarse y le ofrecí agua para que bebiera. Agua, bien fría. La tarde era calurosa, ardiente el aire: No había mejor manera de demostrarle agrado y aprobación a un desconocido.

Aceptó gustoso la invitación, aunque me dijo que el agua no era necesaria, no iba a estar conmigo mucho tiempo. De modo que únicamente se acomodó en mis sillas del jardín, con el león a su lado, y me escuchó.

– Sucede que, aunque quiera, no puedo cambiarle a mi hija por su león –le expliqué en un arranque de buena conciencia– porque no es justo: como ya habrá visto, tiene pocos senos. Además, no puede tener hijos, a ella y a su hermana las esterilicé desde que nacieron.

Me manifestó –mientras yo veía de reojo lo lindo que se miraba la fiera en mi jardín– que no tenía importancia, que lo de los senos lo había advertido ya y que lo de los hijos le venía bien. Extrañado, le argumenté que, de todas maneras, no podía cambiarle a ninguna de las dos porque mi otra hija se moriría de tristeza si su hermana se marchaba.

– ¿Puedo ver a la otra hija? –preguntó con interés.

Contesté que sí. Ese era mi propósito: Que la viera también y que quedara prendado de ella, queme ofreciera tan buen trueque como por la otra.

– Pero, si ya vio una, las vio a las dos: Son gemelas. Idénticas. Ni yo mismo puedo diferenciarlas –le dije para que creyera que no eran distinguibles, aunque bastaba con verlas reírse para saber cuál era cuál: Una no tiene muelas y la otra tiene la lengua azulada.
– Gemelas… Me gusta. Las tomo –contestó.

Sin embargo no aumentó la propuesta, a pesar de que le recordé que eran dos, y no una, las que estaba llevando. El hombre bajito –que resultó no ser tan tonto como yo me imaginaba– me respondió que yo sabía que un león y un bote de brea era un precio alto por una mujer, más de lo que cualquiera en su sano juicio me hubiese dado, y que –además– una mujer repetida vale mucho menos. Tenía razón. Yo lo sabía, pero no podía aceptarlo. De modo que no cejé en mis argumentos y, finalmente, agregó dos botes más de brea y un collar hecho con dientes de tres tiburones diferentes, además de una constancia queme adjudica como el verdugo de los tres monstruos marinos. Cerramos el trato. Me dejó el león, y media hora más tarde me llevó los tres botes de brea, el collar y la constancia. Yo ya le tenía a las niñas bañadas, con los documentos en orden y sus pertenencias empacadas.

Antes de que se fuera lo invité a tomarse un anís. Esta vez no me despreció. Se lo bebió con alegría y prisa. Luego se marchó con mis dos hijas y yo me quedé contento. Había hecho un buen negocio Con los tres botes de brea puedo cubrir todo el techo e impedir que vuelvan a filtrarse las gotas de lluvia. Con el collar y su documento puedo hacer alarde de valentía frente a mis amistades. Y el león –que es tan bonito- va hacerme compañía. Por las mañanas adornará mi jardín; por las noches vigilará mi casa. También puedo cobrarles a los niños para que vengan a verlo y, de vez en vez, alquilarlo para que engalane alguna fiesta.

Lo veo y me pongo contento. Aún no puedo creer que existan tontos capaces de darme lo que ese hombrecillo me dio a cambio de dos muchachas con pocos senos e incapaces de tener hijos. Definitivamente hay días en que a uno le sonríe la suerte.
(Claudia Hernández, Trueque, de su libro Mediodías de frontera)

Natalia se metió entre los brazos de su madre y lloró largamente allí con un llanto quedito. Era un llanto aguantado por muchos días, guardado hasta ahora que regresamos a Zenzontla y vio a su madre y comenzó a sentirse con ganas de consuelo.

Sin embargo, antes, entre los trabajos de tantos días difíciles, cuando tuvimos que enterrar a Tanilo en un pozo de la tierra de Talpa, sin que nadie nos ayudara, cuando ella y yo, los dos solos, juntamos nuestras fuerzas y nos pusimos a escarbar la sepultura desenterrando los terrones con nuestras manos –dándonos prisa para esconder pronto a Tanilo dentro del pozo y que no siguiera espantando ya a nadie con el olor de su aire lleno de muerte–, entonces no lloró. Ni después, al regreso, cuando nos vinimos caminando de noche sin conocer el sosiego, andando a tientas como dormidos y pisando con pasos que parecían golpes sobre la sepultura de Tanilo. En ese entonces, Natalia parecía estar endurecida y traer el corazón apretado para no sentirlo bullir dentro de ella. Pero de sus ojos no salió ninguna lágrima.

Vino a llorar hasta aquí, arrimada a su madre; sólo para acongojarla y que supiera que sufría, acongojándonos de paso a todos, porque yo también sentí ese llanto de ella dentro de mí como si estuviera exprimiendo el trapo de nuestros pecados. Porque la cosa es que a Tanilo Santos entre Natalia y yo lo matamos. Lo llevamos a Talpa para que se muriera. Y se murió. Sabíamos que no aguantaría tanto camino; pero, así y todo, lo llevamos empujándolo entre los dos, pensando acabar con él para siempre. Eso hicimos.

La idea de ir a Talpa salió de mi hermano Tanilo. A él se le ocurrió primero que a nadie. Desde hacía años que estaba pidiendo que lo llevaran. Desde hacía años. Desde aquel día en que amaneció con unas ampollas moradas repartidas en los brazos y las piernas. Cuando después las ampollas se le convirtieron en llagas por donde no salía nada de sangre y sí una cosa amarilla como goma de copal que destilaba agua espesa.

Desde entonces me acuerdo muy bien que nos dijo cuánto miedo sentía de no tener ya remedio. Para eso quería ir a ver a la Virgen de Talpa; para que Ella con su mirada le curara sus llagas. Aunque sabía que Talpa estaba lejos y que tendríamos que caminar mucho debajo del sol de los días y del frío de las noches de marzo, así y todo quería ir. La Virgencita le daría el remedio para aliviarse de aquellas cosas que nunca se secaban. Ella sabía hacer eso: lavar las cosas, ponerlo todo nuevo de nueva cuenta como un campo recién llovido. Ya allí, frente a

Ella, se acabarían sus males; nada le dolería ni le volvería a doler más. Eso pensaba él. Y de eso nos agarramos Natalia y yo para llevarlo. Yo tenía que acompañar a Tanilo porque era mi hermano. Natalia tendría que ir también, de todos modos, porque era su mujer. Tenía que ayudarlo llevándolo del brazo, sopesándolo a la ida y tal vez a la vuelta sobre sus hombros, mientras él arrastrara su esperanza.

Yo ya sabía desde antes lo que había dentro de Natalia. Conocía algo de ella. Sabía, por ejemplo, que sus piernas redondas, duras y calientes como piedras al sol del mediodía, estaban solas desde hacía tiempo. Ya conocía yo eso. Habíamos estado juntos muchas veces; pero siempre la sombra de Tanilo nos separaba: sentíamos que sus manos ampolladas se metían entre nosotros y se llevaban a Natalia para que lo siguiera cuidando. Y así sería siempre mientras él estuviera vivo.

Yo sé ahora que Natalia está arrepentida de lo que pasó. Y yo también lo estoy; pero eso no nos salvará del remordimiento ni nos dará ninguna paz ya nunca. No podrá tranquilizarnos saber que Tanilo se hubiera muerto de todos modos porque ya le tocaba, y que de nada había servido ir a Talpa, tan allá, tan lejos; pues casi es seguro de que se hubiera muerto igual allá que aquí, o quizás tantito después aquí que allá, porque todo lo que se mortificó por el camino, y la sangre que perdió de más, y el coraje y todo, todas esas cosas juntas fueron las que lo mataron más pronto. Lo malo está en que Natalia y yo lo llevamos a empujones, cuando él ya no quería seguir, cuando sintió que era inútil seguir y nos pidió que lo regresáramos. A estirones lo levantábamos del suelo para que siguiera caminando, diciéndole que ya no podíamos volver atrás. "Está ya más cerca Talpa que Zenzontla." Eso le decíamos. Pero entonces Talpa estaba todavía lejos; más allá de muchos días.

Lo que queríamos era que se muriera. No está por demás decir que eso era lo que queríamos desde antes de salir de Zenzontla y en cada una de las noches que pasamos en el camino de Talpa. Es algo que no podemos entender ahora; pero entonces era lo que queríamos me acuerdo muy bien. Me acuerdo de esas noches. Primero nos alumbrábamos con ocotes. Después dejábamos que la ceniza oscureciera la lumbrada y luego buscábamos Natalia y yo la sombra de algo para escondernos de la luz del cielo. Así nos arrimábamos a la soledad del campo, fuera de los ojos de Tanilo y desaparecidos en la noche. Y la soledad aquella nos empujaba uno al otro. A mí me ponía entre los brazos el cuerpo de Natalia y a ella eso le servía de remedio. Sentía como si descansara; se olvidaba de muchas cosas y luego se quedaba adormecida y con el cuerpo sumido en un gran alivio.

Siempre sucedía que la tierra sobre la que dormíamos estaba caliente. Y la carne de Natalia, la esposa de mi hermano Tanilo, se calentaba en seguida con el calor de la tierra. Luego aquellos dos calores juntos quemaban y lo hacían a uno despertar de su sueño. Entonces mis manos iban detrás de ella; iban y venían por encima de ese como rescoldo que era ella; primero suavemente, pero después la apretaban como si quisieran exprimirle la sangre. Así una y otra vez, noche tras noche, hasta que llegaba la madrugada y el viento frío apagaba la lumbre de nuestros cuerpos. Eso hacíamos Natalia y yo a un lado del camino de Talpa, cuando llevamos a Tanilo para que la Virgen lo aliviara.

Ahora todo ha pasado. Tanilo se alivió hasta de vivir. Ya no podrá decir nada del trabajo tan grande que le costaba vivir, teniendo aquel cuerpo como emponzoñado, lleno por dentro de agua podrida que le salía por cada rajadura de sus piernas o de sus brazos. Unas llagas así de grandes, que se abrían despacito, muy despacito, para luego dejar salir a borbotones un aire como de cosa echada a perder que a todos nos tenía asustados.

Pero ahora que está muerto la cosa se ve de otro modo. Ahora Natalia llora por él, tal vez para que él vea, desde donde está, todo el gran remordimiento que lleva encima de su alma. Ella dice que ha sentido la cara de Tanilo estos últimos días. Era lo único que servía de él para ella; la cara de Tanilo, humedecida siempre por el sudor en que lo dejaba el esfuerzo para aguantar sus dolores. La sintió acercándose hasta su boca, escondiéndose entre sus cabellos, pidiéndole, con una voz apenitas, que lo ayudara. Dice que le dijo que ya se había curado por fin; que ya no le molestaba ningún dolor. Ya puedo estar contigo, Natalia. Ayúdame a estar contigo", dizque eso le dijo.

Acabábamos de salir de Talpa, de dejarlo allí enterrado bien hondo en aquel como surco profundo que hicimos para sepultarlo. Y Natalia se olvidó de mí desde entonces. Yo sé cómo le brillaban antes los ojos como si fueran charcos alumbrados por la luna. Pero de pronto se destiñeron, se le borró la mirada como si la hubiera revolcado en la tierra. Y pareció no ver ya nada. Todo lo que existía para ella era el Tanilo de ella, que ella había cuidado mientras estuvo vivo y lo había enterrado cuando tuvo que morirse.

Tardamos veinte días en encontrar el camino real de Talpa. Hasta entonces habíamos venido los tres solos. Desde allí comenzamos a juntarnos con gente que salía de todas partes; que había desembocado como nosotros en aquel camino ancho parecido a la corriente de un río, que nos hacía andar a rastras, empujados por todos lados como si nos llevaran amarrados con hebras de polvo. Porque de la tierra se levantaba, con el bullir de la gente, un polvo blanco como tamo de maíz que subía muy alto y volvía a caer; pero los pies al caminar lo devolvían y lo hacían subir de nuevo; así a todas horas estaba aquel polvo por encima y debajo de nosotros. Y arriba de esta tierra estaba el cielo vacío, sin nubes, sólo el polvo; pero el polvo no da ninguna sombra. Teníamos que esperar a la noche para descansar del sol y de aquella luz blanca del camino.

Luego los días fueron haciéndose más largos. Habíamos salido de Zenzontla a mediados de febrero, y ahora que comenzaba marzo amanecía muy pronto. Apenas si cerrábamos los ojos al oscurecer, cuando nos volvía a despertar el sol el mismo sol que parecía acabarse de poner hacía un rato.

Nunca había sentido que fuera más lenta y violenta la vida como caminar entre un amontonadero de gente; igual que si fuéramos un hervidero de gusanos apelotonados bajo el sol, retorciéndonos entre la cerrazón del polvo que nos encerraba a todos en la misma vereda y nos llevaba como acorralados. Los ojos seguían la polvarera; daban en el polvo como si tropezaran contra algo que no se podía traspasar. Y el cielo siempre gris, como una mancha gris y pesada que nos aplastaba a todos desde arriba. Sólo a veces, cuando cruzábamos algún río, el polvo era más alto y más claro. Zambullíamos la cabeza acalenturada y renegrida en el agua verde, y por un momento de todos nosotros salía un humo azul, parecido al vapor que sale de la boca con el frío. Pero poquito después desaparecíamos otra vez entreverados en el polvo, cobijándonos unos a otros del sol de aquel calor del sol repartido entre todos.

Algún día llegará la noche. En eso pensábamos. Llegará la noche y nos pondremos a descansar. Ahora se trata de cruzar el día, de atravesarlo como sea para correr del calor y del sol. Después nos detendremos. Después. Lo que tenemos que hacer por lo pronto es esfuerzo tras esfuerzo para ir de prisa detrás de tantos como nosotros y delante de otros muchos. De eso se trata. Ya descansaremos bien a bien cuando estemos muertos.

En eso pensábamos Natalia y yo y quizá también Tanilo, cuando íbamos por el camino real de Talpa, entre la procesión; queriendo llegar los primeros hasta la Virgen, antes que se le acabaran los milagros. Pero Tanilo comenzó a ponerse más malo. Llegó un rato en que ya no quería seguir. La carne de sus pies se había reventado y por la reventazón aquella empezó a salírsele la sangre. Lo cuidamos hasta que se puso bueno. Pero, así y todo, ya no quería seguir: "Me quedaré aquí sentado un día o dos y luego me volveré a Zenzontla." Eso nos dijo.

Pero Natalia y yo no quisimos. Había algo dentro de nosotros que no nos dejaba sentir ninguna lástima por ningún Tanilo. Queríamos llegar con él a Talpa, porque a esas alturas, así como estaba, todavía le sobraba vida. Por eso mientras Natalia le enjuagaba los pies con aguardiente para que se le deshincharan, le daba ánimos. Le decía que sólo la Virgen de Talpa lo curaría. Ella era la única que podía hacer que él se aliviara para siempre. Ella nada más. Había otras muchas Vírgenes; pero sólo la de Talpa era la buena. Eso le decía Natalia.

Y entonces Tanilo se ponía a llorar con lágrimas que hacían surco entre el sudor de su cara y después se maldecía por haber sido malo. Natalia le limpiaba los chorretes de lágrimas con su rebozo, y entre ella y yo lo levantábamos del suelo para que caminara otro rato más, antes que llegara la noche.

Así, a tirones, fue como llegamos con él a Talpa. Ya en los últimos días también nosotros nos sentíamos cansados. Natalia y yo sentíamos que se nos iba doblando el cuerpo entre más y más. Era como si algo nos detuviera y cargara un pesado bulto sobre nosotros. Tanilo se nos caía más seguido y teníamos que levantarlo y a veces llevarlo sobre los hombros. Tal vez de eso estábamos como estábamos: con el cuerpo flojo y lleno de flojera para caminar. Pero la gente que iba allí junto a nosotros nos hacía andar más aprisa.

Por las noches, aquel mundo desbocado se calmaba. Desperdigadas por todas partes brillaban las fogatas y en derredor de la lumbre la gente de la peregrinación rezaba el rosario, con los brazos en cruz, mirando hacia el cielo de Talpa. Y se oía cómo el viento llevaba y traía aquel rumor, revolviéndolo, hasta hacer de él un solo mugido. Poco después todo se quedaba quieto. A eso de la medianoche podía oírse que alguien cantaba muy lejos de nosotros. Luego se cerraban los ojos y se esperaba sin dormir a que amaneciera.

Entramos a Talpa cantando el Alabado. Habíamos salido a mediados de febrero y llegamos a Talpa en los últimos días de marzo, cuando ya mucha gente venía de regreso. Todo se debió a que Tanilo se puso a hacer penitencia. En cuanto se vio rodeado de hombres que llevaban pencas de nopal colgadas como escapulario, él también pensó en llevar las suyas. Dio en amarrarse los pies uno con otro con las mangas de su camisa para que sus pasos se hicieran más desesperados. Después quiso llevar una corona de espinas. Tantito después se vendó los ojos, y más tarde, en los últimos trechos del camino, se hincó en la tierra, y así, andando sobre los huesos de sus rodillas y con las manos cruzadas hacia atrás, llegó a Talpa aquella cosa que era mi hermano Tanilo Santos; aquella cosa tan llena de cataplasmas y de hilos oscuros de sangre que dejaba en el aire, al pasar, un olor agrio como de animal muerto.

Y cuando menos acordamos lo vimos metido entre las danzas. Apenas si nos dimos cuenta y ya estaba allí, con la larga sonaja en la mano, dando duros golpes en el suelo con sus pies amoratados y descalzos. Parecía todo enfurecido, como si estuviera sacudiendo el coraje que llevaba encima desde hacía tiempo; o como si estuviera haciendo un último esfuerzo por conseguir vivir un poco más. Tal vez al ver las danzas se acordó de cuando iba todos los años a Tolimán, en el novenario del Señor, y bailaba la noche entera hasta que sus huesos se aflojaban, pero sin cansarse. Tal vez de eso se acordó y quiso revivir su antigua fuerza.

Natalia y yo lo vimos así por un momento. En seguida lo vimos alzar los brazos y azotar su cuerpo contra el suelo, todavía con la sonaja repicando entre sus manos salpicadas de sangre. Lo sacamos a rastras, esperando defenderlo de los pisotones de los danzantes; de entre la furia de aquellos pies que rodaban sobre las piedras y brincaban aplastando la tierra sin saber que algo se había caído en medio de ellos.

A horcajadas, como si estuviera tullido, entramos con él en la iglesia. Natalia lo arrodilló junto a ella, enfrentito de aquella figurita dorada que era la Virgen de Talpa. Y Tanilo comenzó a rezar y dejó que se le cayera una lágrima grande, salida de muy adentro, apagándole la vela que Natalia le había puesto entre sus manos.

Pero no se dio cuenta de esto; la luminaria de tantas velas prendidas que allí había le cortó esa cosa con la que uno se sabe dar cuenta de lo que pasa junto a uno. Siguió rezando con su vela apagada. Rezando a gritos para oír que rezaba. Pero no le valió. Se murió de todos modos

“... Desde nuestros corazones sale para Ella una súplica igual, envuelta en el dolor. Muchas lamentaciones revueltas con esperanza. No se ensordece su ternura ni ante los lamentos ni las lágrimas, pues Ella sufre con nosotros. Ella sabe borrar esa mancha y dejar que el corazón se haga blandito y puro para recibir su misericordia y su caridad. La Virgen nuestra, nuestra madre, que no quiere saber nada de nuestros pecados; que se echa la culpa de nuestros pecados; la que quisiera llevarnos en sus brazos para que no nos lastime la vida, está aquí junto a nosotros, aliviándonos el cansancio y las enfermedades del alma y de nuestro cuerpo ahuatado, herido y suplicante. Ella sabe que cada día nuestra fe es mejor porque está hecha de sacrificios...”.

Eso decía el señor cura desde allá arriba del púlpito. Y después que dejó de hablar, la gente se soltó rezando toda al mismo tiempo, con un ruido igual al de muchas avispas espantadas por el humo. Pero Tanilo ya no oyó lo que había dicho el señor cura. Se había quedado quieto, con la cabeza recargada en sus rodillas. Y cuando Natalia lo movió para que se levantara ya estaba muerto.

Afuera se oía el ruido de las danzas; los tambores y la chirimía; el repique de las campanas. Y entonces fue cuando me dio a mí tristeza. Ver tantas cosas vivas; ver a la Virgen allí, mero enfrente de nosotros dándonos su sonrisa, y ver por el otro lado a Tanilo, como si fuera un estorbo. Me dio tristeza. Pero nosotros lo llevamos allí para que se muriera, eso es lo que no se me olvida. Ahora estamos los dos en Zenzontla. Hemos vuelto sin él. Y la madre de Natalia no me ha preguntado nada; ni que hice con mi hermano Tanilo, ni nada. Natalia se ha puesto a llorar sobre sus hombros y le ha contado de esa manera todo lo que pasó.

Y yo comienzo a sentir como si no hubiéramos llegado a ninguna parte, que estamos aquí de paso, para descansar, y que luego seguiremos caminando. No sé para dónde; pero tendremos que seguir, porque aquí estamos muy cerca del remordimiento y del recuerdo de Tanilo. Quizá hasta empecemos a tenernos miedo uno al otro. Esa cosa de no decirnos nada desde que salimos de Talpa tal vez quiera decir eso. Tal vez los dos tenemos muy cerca el cuerpo de Tanilo, tendido en el petate enrollado; lleno por dentro y por fuera de un hervidero de moscas azules que zumbaban como si fuera un gran ronquido que saliera de la boca de él; de aquella boca que no pudo cerrarse a pesar de los esfuerzos de Natalia y míos, y que parecía querer respirar todavía sin encontrar resuello. De aquel Tanilo a quien ya nada le dolía, pero que estaba como adolorido, con las manos y los pies engarruñados y los ojos muy abiertos como mirando su propia muerte. Y por aquí y por allá todas sus llagas goteando un agua amarilla, llena de aquel olor que se derramaba por todos lados y se sentía en la boca, como si se estuviera saboreando una miel espesa y amarga que se derretía en la sangre de uno a cada bocanada de aire.

Es de eso de lo que quizá nos acordemos aquí más seguido: de aquel Tanilo que nosotros enterramos en el camposanto de Talpa; al que Natalia y yo echamos tierra y piedras encima para que no lo fueran a desenterrar los animales del cerro.
(Talpa, Juan Rulfo, del libro El llano en llamas)

Reviso la foto de Marilú en mi computadora una vez más antes de mandar la edición final del fotorreportaje del tren. Debo haberla visto unas 50 veces desde el día que la tomé. Me mira con esa expresión intensa y calmada que a los fotoperiodistas les gusta llamar “dignidad”. Está sostenida cómodamente sobre tres puntos de apoyo, sus dos muletas y el único pie que conserva desde el día en que un hombre la empujó de un tren en marcha. La miro y me mira, y me doy cuenta de cuán poco la conocí en los días que pasamos en el albergue de migrantes de Ixtepec, Oaxaca, y todo lo que sé de ella ahora, tras repasar casi dos horas de entrevistas de audio y vídeo. Me mira, la miro y me maldigo pensando cómo un retrato, una mirada, incluso todo un reportaje, puede dejar tanto por contar.

Marilú viste elegante en la fotografía. Esa mañana había acompañado al padre Alejandro Solalinde, director del albergue, al programa semanal de radio dedicado a los migrantes que el sacerdote coordina. Ante un viejo micrófono, Marilú le contó su historia a los oyentes de la radio católica de Juchitán, una pequeña ciudad cercana a Ixtepec. Luego cantó. Cerró los ojos y con una voz aguda y entonada sustituyó las tristes historias de trenes y migrantes por una canción. Ningún oyente pudo ver el aspecto de aquella hermosa voz que llenaba las ondas, pero para ellos Marilú vestía elegante ese día.

Tras ella y sus muletas ondean las lonas que protegen del sol a los migrantes que descansan en una de las galeras del albergue que hoy Marilú considera su casa. Su hogar de origen en Guatemala lo dejó atrás huyendo de un hombre que se convirtió en su pesadilla en el mismo momento en que se convirtió en su marido.

Me pregunto cómo esa mirada serena es capaz de esconder recuerdos que a mí, sentado ante la frialdad de una computadora, casi me impiden respirar. La historia de una noche de bodas en que el recién estrenado marido decidió invitar a un amigo a compartir el cuerpo de su mujer, que recibió una paliza como respuesta a sus protestas.

Los años de trabajar lavando la ropa de aquellos vecinos que se apiadaban de la que tenía que mantener su casa, dar de comer a sus hijos y pagar el alcoholismo de su marido al mismo tiempo. El día en que, tras haber reunido el valor de separarse y “haber conocido a un hombre bueno”, su marido llenó de gasolina la puerta de su casa con la intención de quemar vivo a quien estuviera dentro, incluyendo sus propios hijos. En ese momento Marilú decidió huir con su “hombre bueno” hacia el norte, a lomos de un tren, sin saber que esos rieles le cobrarían muy caro el trayecto. Atrás quedaron los hijos al cuidado de su abuela. Adelante el “hombre bueno”, que a petición de Marilú siguió el camino. Ahora, dice ella, le llama del norte por teléfono.

Miro la foto y de repente pienso en toda la gente que no sale en esa imagen. Los cientos de hombres y mujeres con los que nos cruzamos en las vías y en los albergues a los que nunca tomé una fotografía y con los que nunca pude hablar. Cientos de miradas que simplemente no puedo recordar porque son demasiadas y pasaron demasiado rápido. Cientos de historias que merecerían, como mínimo, aparecer en un texto como este. Hombres y mujeres en los que no me fijé porque no andaban con muletas o simplemente porque mi cabeza había perdido la capacidad de asumir otra historia terrible más.

Mando el fotorreportaje consciente de todas las Marilús de este camino que nunca cabrán del todo en una foto, ni en un reportaje. Nunca habrá el tiempo y el espacio suficiente, nunca todo el que su historia merece. Cada canción seguirá oculta en el ensordecedor grito formado por los cientos de miles de voces que viven huyendo, escondidos en el camino.
(Marilú no cabe en un reportaje, por Edu Ponces. Nota publicada el 27 de octubre del 2008 en elfaro.net)

Signos de interrogación y exclamación

1. Los signos de interrogación (¿?) y de exclamación (¡!) sirven para representar en la escritura, respectivamente, la entonación interrogativa o exclamativa de un enunciado. Son signos dobles, pues existe un signo de apertura y otro de cierre, que deben colocarse de forma obligatoria al comienzo y al final del enunciado correspondiente; no obstante, existen casos en los que solo se usan los signos de cierre.

2. Indicaciones sobre el uso correcto de ambos signos
a) Los signos de apertura (¿ ¡) son característicos del español y no deben suprimirse por imitación de otras lenguas en las que únicamente se coloca el signo de cierre: Qué hora es? Qué alegría verte! Lo correcto es ¿Qué hora es? ¡Qué alegría verte!
b) Los signos de interrogación y de exclamación se escriben pegados a la primera y la última palabra del período que enmarcan, y separados por un espacio de las palabras que los preceden o los siguen; pero si lo que sigue al signo de cierre es otro signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos: Vamos a ver... ¡Caramba!, ¿son ya las tres?; se me ha hecho tardísimo.
c) Tras los signos de cierre puede colocarse cualquier signo de puntuación, salvo el punto. Lógicamente, cuando la interrogación o la exclamación terminan un enunciado y sus signos de cierre equivalen a un punto, la oración siguiente ha de comenzar con mayúscula: No he conseguido el trabajo. ¡Qué le vamos a hacer! Otra vez será.
d) Los signos de apertura (¿ ¡) se han de colocar justo donde empieza la pregunta o la exclamación, aunque no se corresponda con el inicio del enunciado; en ese caso, la interrogación o la exclamación se inician con minúscula: Por lo demás, ¿qué aspecto tenía tu hermano? Si encuentras trabajo, ¡qué celebración vamos a hacer!
e) Los vocativos y las construcciones u oraciones dependientes, cuando ocupan el primer lugar del enunciado, se escriben fuera de la pregunta o de la exclamación; pero si van al final, se consideran incluidos en ellas: Raquel, ¿sabes ya cuándo vendrás? / ¿Sabes ya cuándo vendrás, Raquel? Para que te enteres, ¡no pienso cambiar de opinión! / ¡No pienso cambiar de opinión, para que te enteres!
f) Cuando se escriben seguidas varias preguntas o exclamaciones breves, se pueden considerar como oraciones independientes, o bien como partes de un único enunciado. En el primer caso, cada interrogación o exclamación se iniciará con mayúscula: ¿Quién era? ¿De dónde salió? ¿Te dijo qué quería? ¡Cállate! ¡No quiero volver a verte! ¡Márchate! En el segundo caso, las diversas preguntas o exclamaciones se separarán por coma o por punto y coma, y solo se iniciará con mayúscula la primera de ellas: Me abordó en la calle y me preguntó: ¿Cómo te llamas?, ¿en qué trabajas?, ¿cuándo naciste? ¡Qué enfadado estaba!; ¡cómo se puso!; ¡qué susto nos dio!
Cuando la exclamación está compuesta por elementos breves que se duplican o triplican, los signos de exclamación encierran todos los elementos: ¡Ja, ja, ja!

3. Usos especiales
a) Cuando el sentido de una oración es interrogativo y exclamativo a la vez, pueden combinarse ambos signos, abriendo con el de exclamación y cerrando con el de interrogación, o viceversa: ¡Cómo te has atrevido? / ¿Cómo te has atrevido!; o, preferiblemente, abriendo y cerrando con los dos signos a la vez: ¿¡Qué estás diciendo!? / ¡¿Qué estás diciendo?!
b) En obras literarias es posible escribir dos o tres signos de exclamación para indicar mayor énfasis en la entonación exclamativa: ¡¡¡Traidor!!!
c) Es frecuente el uso de los signos de interrogación en la indicación de fechas dudosas, especialmente en obras de carácter enciclopédico. Se recomienda colocar ambos signos, el de apertura y el de cierre: Hernández, Gregorio (¿1576?-1636), aunque también es posible escribir únicamente el de cierre: Hernández, Gregorio (1576?-1636).
Fuente: Diccionario panhispánico de dudas, 2005. Real Academia Española


Ejercicios: lea cada una de las oraciones y coloque los signos de admiración o interrogación según corresponda.

- Señora, me podría decir cuál es la calle que conduce a San Antonio Abad
- Iba muy tranquila en el bus cuando de repente BANG, BANG, BANG sonaron los disparos.
- Estaba buscando los zapatos debajo de la cama cuando sentí algo en mi mano. Ahhhhh una cucaracha.
- Qué tal siguió tu mama, Alejandro
- Ana Lucía, vas a ir a la fiesta de la oficina
- Siempre es la misma historia, por más que le explique, todas las noches: a dónde fuiste con quién hablaste por qué llegas a esta hora no me trajiste lo que te pedí
- Si de mi gusto fuera, le diría: agarrá tus cosas y largáte de una buena vez
- Llegué tarde de trabajar anoche y me encontré una pila platos sin lavar. Vaya Ahora resulta que todos en la familia son mancos menos yo
- Silencio Cállense Dejen de hacer bulla En qué idioma tengo que decirles que me duele la cabeza
- Enojado Ja Enojado es poco, nunca lo había visto tan molesto conmigo.
- Qué susto me diste Pensé que no había nadie en casa

 Octava sesión: sábado 24 de abril

Lea con atención el siguiente texto descriptivo literario (retrato)

Doña Uzeada de Ribera Maldonado de Bracamonte y Anaya era baja, rechoncha, abigotada. Ya no existía razón para llamar talle al suyo. Sus colores vivos, sanos, podían más que el albayalde y el solimán del afeite con que se blanqueaba por simular melancolías. Gastaba dos parches oscuros, adheridos a las sienes y que fingían medicamentos. Tenía los ojitos ratonales, maliciosos. Sabía dilatarlos duramente o desmayarlos con recato o levantarlos con disimulo. Caminaba contoneando las imposibles caderas y era difícil, al verla, no asociar su estampa achaparrada con la de ciertos palmípedos domésticos. Sortijas celestes y azules le ahorcaban las falanges (Manuel Mujica Laínez, Don Galaz de Buenos Aires).

El texto descriptivo, en este caso un retrato de una persona, provoca en el receptor una imagen tal que la realidad descrita cobra forma, se materializa en su mente. En este caso, el texto habla de un personaje real: Doña Uzeada de Ribera Maldonado de Bracamonte y Anaya. Como se trata de una descripción literaria, la actitud del emisor es subjetiva, dado que pretende transmitir su propia visión personal al describir, y la función del lenguaje es predominantemente poética, ya que persigue una estética en particular.

Ahora lea este texto descriptivo no literario

El oeste de Texas divide la frontera entre México y Nuevo México. Es muy bella pero áspera, llena de cactus. En esta región se encuentran las Davis Mountains. Todo el terreno está lleno de piedra caliza, torcidos árboles de mezquite y espinosos nopales. Para admirar la verdadera belleza desértica, visite el Parque Nacional de Big Bend, cerca de Brownsville. Es el lugar favorito para los excursionistas, acampadores y entusiastas de las rocas. Pequeños pueblos y ranchos se encuentran a lo largo de las planicies y cañones de esta región. El área solo tiene dos estaciones, tibia y realmente caliente. La mejor época para visitarla es de diciembre a marzo cuando los días son tibios, las noches son frescas y florecen las plantas del desierto con la humedad en el aire.

Veamos ahora el siguiente texto narrativo

Un tigre, que cuando cachorro había sido capturado por humanos, fue liberado luego de varios años de vida domestica. La vida entre los hombres no había menguado sus fuerzas ni sus instintos; en cuanto lo liberaron, corrió a la selva. Ya en la espesura, sus hermanos, teniéndolo otra vez entre ellos, le preguntaron:

– ¿Qué has aprendido?

El tigre meditó sin prisa. Quería transmitirles algún concepto sabio, trascendente. Recordó un comentario humano: “Los tigres no son inmortales. Creen que son inmortales porque ignoran la muerte, ignoran que morirán”.
Ah, pensó el tigre para sus adentros, ese es un pensamiento que los sorprenderá: no somos inmortales, la vida no es eterna.

– Aprendí esto– dijo por fin. No somos inmortales, solo ignoramos que alguna vez vamos a....

Los otros tigres no lo dejaron terminar de hablar, se abalanzaron sobre él, le mordieron el cuello y lo vieron desangrarse hasta morir. Es el problema de los enfermos de muerte –dijo uno de los felinos–. Se tornan resentidos y quieren contagiar a todos (Marcelo Birmajer, El tigre enfermo).

En el texto narrativo nos encontramos con un emisor que da vida al relato y nos cuenta, desde un determinado punto de vista, una historia que le sucede a uno o varios personajes en un lugar y tiempo determinados. Puede haber intercalación de diálogos, como en este caso. Por tratarse de un relato literario, se sobreentiende que los hechos relatados son imaginarios.

Ahora veamos este texto expositivo

Los flamencos son aves gregarias altamente especializadas, que habitan sistemas salinos de donde obtienen su alimento (compuesto generalmente de algas microscópicas e invertebrados) y materiales para desarrollar sus hábitos reproductivos. Las tres especies de flamencos sudamericanos obtienen su alimento desde el sedimento limoso del fondo de lagunas o espejos lacustre-salinos de salares. El pico del flamenco actúa como una bomba filtrante. El agua y los sedimentos superficiales pasan a través de lámelas en las que quedan depositadas las presas que ingieren. La alimentación consiste principalmente en diferentes especies de algas diatomeas, pequeños moluscos, crustáceos y larvas de algunos insectos...

Para ingerir el alimento, abren y cierran el pico constantemente, produciendo un chasquido leve en el agua, y luego levantan la cabeza como para ingerir lo retenido por el pico. En ocasiones se puede observar cierta agresividad entre los miembros de la misma especie y frente a las otras especies cuando está buscando su alimento, originada posiblemente por conflictos de territorialidad (Omar Rocha, Los flamencos del altiplano boliviano).

La finalidad de los textos expositivos es la transmisión de información y se centran en el contenido, que el receptor debe percibir claramente. Este texto presenta una serie de datos acerca de los flamencos y su alimentación. A lo largo del escrito, para mostrar que unas ideas o hechos derivan de otros, se emplea la estructura de causa-efecto.

Texto expositivo con trama narrativa

La sociedad francesa estaba dividida en estamentos, dependiendo de sus clases sociales. El poder más alto lo tenía el rey, detrás estaban la nobleza y el clero, y el nivel más bajo de poder lo tenía el tercer estado que estaba constituido por la burguesía, los artesanos y los campesinos.

Los Estados Generales eran una asamblea, compuesta por tres órdenes separados: el clero, la nobleza y el grupo formado por burguesía y campesinado. Este último orden se conoce como el tercer estadio, término que usaremos para referirnos a él en lo sucesivo. Dicha asamblea se había citado por última vez en 1614 y el dramatismo de la situación obligó al gobierno a convocarla nuevamente.

Luis XVI cedió a las presiones de la reina María Antonieta y del conde de Artois y dio instrucciones para que varios regimientos extranjeros leales se concentraran en París y Versalles. Al mismo tiempo, Necker fue nuevamente destituido. El pueblo de París respondió con la insurrección ante estos actos de provocación; los disturbios comenzaron el 12 de julio, y las multitudes asaltaron y tomaron La Bastilla –una prisión real que simbolizaba el despotismo de los Borbones– el 14 de julio.

El 5 de octubre de 1789, las mujeres parisinas partieron desde los barrios obreros hacia la residencia real de Versalles, este suceso dio comienzo a la revolución.

A fines de 1792 comenzó el proceso de Convención contra Luis XVI, quien fue juzgado y condenado a la guillotina por mayoría de votos. El 21 de enero de 1793, Luis subió al cadalso, inconmovible hasta el último momento en el sentimiento de su inocencia. La noticia de la muerte del rey produjo indignación en Inglaterra, la que despidió al embajador o representante francés. Francia contestó declarando la guerra a Inglaterra y a Holanda, su aliada (La Revolución Francesa y la llegada de la edad contemporánea, fragmento tomado de: http//:www.cienciassociales.galeon.com).

Bibliografía curso 1

- Actis, B. (1998) Literatura y escuela. Argentina: Homosapiens.
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- Freire, P. (1970) Pedagogía del oprimido. Argentina, Siglo Veintiuno Editores.
- Freire, P. (1994) Cartas a quien pretende enseñar. Argentina, Siglo Veintiuno Editores.
- Lerner, D. (2001) Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario. México D. F. Fondo de Cultura Económica.
- Marroquín A. y Velasco M. (2005) ¡Abra palabra¡ A propósito de la expresión. San Salvador, UCA Editores.
- Ricoeur, P. (1988) “¿Qué es un texto?”, en El discurso de la acción. Madrid, Cátedra, pp. 127-147.
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- Ricoeur, P. (1996) Sí mismo como otro. Siglo Veintiuno Editores: España.
- Ricoeur, P. (1999) Historia y narratividad (ed. Ángel Gabilondo y Gabriel Aranzueque). Barcelona y México, Paidós/ICE.
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Bibliografía curso 2

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- Cassany, D. (1998) La cocina de la escritura. Barcelona: Graó.
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- Chomsky, N. (1970) Aspectos de la teoría de la sintaxis. Madrid: Aguilar.
- De Saussure, F. (1945) Curso de lingüística general. Buenos Aires: Editorial Losada, S. A.
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- Guillermina, A. en La enseñanza del idioma: un enfoque comunicativo integral en la formación docente (2002) Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana (CECC), Cartago, Costa Rica.
- Materiales de Lengua y Literatura (s.f.) http://www.materialesdelengua.org/LENGUA/tipologia/narracion/narracion.htm [Fecha de consulta: 1 de diciembre de 2009]
- Real Academia Española (1999) Ortografía. Madrid: Espasa-Calpe.
- Real Academia Española (2005) Diccionario Panhispánico de dudas. Santillana: Colombia.